121. LAS AGUAS MISTÉRICAS DE TU ESTANQUE

 . LAS AGUAS MISTÉRICAS DE TU ESTANQUE

La Sanación llevada a los Difuntos
Una de las cosas más significativas que hizo la mujer andaluza para despedirse de su marido, fue aceptar su partida. El hecho de asimilar que él se marchó, le ayudó a encontrar la paz, le permitió volver al presente y atender sus necesidades diarias. Cuando logramos sanar nuestro estanque y cerramos etapas, nuestra vida interior se transforma. Nuestra energía emocional se equilibra, y esto nos permite mirar al futuro con esperanza.
Mientras seas humano tendrás emociones. Las tendrás incluso cuando abandones el cuerpo y renazcas en el más allá. Las investigaciones espirituales más avanzadas, demuestran que las emociones nos acompañan incluso en el otro lado. Los espíritus que vienen a traer mensajes o a cerrar etapas, nos enseñan que ellos también sienten. Sienten emociones de dolor, alegría, pena, culpa, paz, plenitud y felicidad.
¿Pero cómo es posible?
¿Es que el alma siente igual que el cuerpo?
¿Por dónde siente el alma las emociones?
Cuando el cuerpo muere y el alma pasa al otro lado, nuestro Cuerpo Emocional nos acompaña. Este cuerpo es una parte de nuestra anatomía energética (como una funda de conciencia), y es por él que sentimos las emociones. Cuando sanamos el interior y encontramos la paz, nos liberarnos de las cadenas emocionales y avanzamos por los planos superiores. Es entonces cuando nos iluminamos y podemos seguir nuestro viaje.
El siguiente paso en tu formación por las aguas, consiste en aprender a cerrar etapas con los difuntos. En la tradición esotérica de Occidente las aguas están relacionadas con los difuntos, porque el Agua es un elemento altamente conector. Como el agua es altamente sensible a nuestras emociones, con ella podemos crear un puente de comunicación con los muertos y enviar mensajes de sanación y consuelo. Aunque es cierto que todos los elementos pueden hacer esto, el Agua es especialmente útil para conectar por su alta capacidad emocional.
El trabajo de las aguas y los difuntos, consiste en revisar cómo es tu relación con los muertos. Si tus seres queridos han fallecido y sientes que tienes algo pendiente con ellos, necesitas enfocar ésa emoción y afrontarla con valentía para sanar tu interior. Quizás hayas perdido a ése amigo de la infancia y sientas que necesitas despedirte. Quizás tus abuelos se marcharon cuando estabas enfadado y te gustaría pedirles perdón. Quizás tu amante se marchó antes de tiempo y no te dio tiempo a asimilarlo. O quizás ése enemigo tan célebre, murió y ahora quieres sellar la paz.
Cuando tenemos una relación intensa con una persona y esta fallece, el vínculo que teníamos con ella, no se disuelve. De alguna manera sigue vivo (haciendo que tu energía y la suya, se mantengan unidas a través del alma). Para bien y para mal, el vínculo emocional que sentimos en nuestro interior nos afecta. Nos persigue incluso cuando la persona ya no está aquí. Si el vínculo que tenemos es positivo entonces nos sentimos felices y en paz. Pero si es tóxico necesitamos sanarlo. A veces pensamos que el tiempo curará las heridas, pero lo cierto es que enfocar la sanación de manera consciente, disuelve el vínculo de manera saludable.
La sanación de los difuntos es un trabajo interno que puede hacer mucho bien. Puede ayudarte a perdonar y a sanar las causas pendientes que tenías con ellos. Una vez más, este trabajo puede remover tus aguas oscuras, pero hacerlo es maravilloso para ti. De la misma forma que la mujer andaluza pudo sanar su estanque, despedirse de su marido y volver a ser feliz, tú también puedes sanar los lazos dolorosos con las personas difuntas. Cuando sanas tu relación con un difunto (querido u odiado), tu interior se transforma y tu alma se aligera. Es como si disolvieras un nudo invisible que ahora ha dejado de asfixiarte.
Te diré, que de todos los trabajos asociados a las aguas que he practicado, el de los difuntos es el más especial para mí. Creo sinceramente que las almas perciben nuestro estado emocional cuando nos centramos en ellas. Cada vez que sentimos amor, odio, pena, agradecimiento, felicidad, dolor, rabia o cualquier emoción de manera intensa, ellos lo perciben. Lo captan desde el otro lado, porque nuestras emociones suben por los planos invisibles en forma de energía. Esta energía llega a su alma y cuerpo emocional, haciendo que perciban tu emoción.
Atención: el trabajo con las aguas y los difuntos es altamente sensible. No es un trabajo para todos en cualquier momento de la vida. Requiere preparación y cuidado. Observando mi propia reacción y la de mis clientes y amigos que hicieron el trabajo, he descubierto que la sanación de las almas llega en su momento. No todo el mundo está preparado para afrontar una terapia espiritual, pedir perdón a un muerto o comunicarse con él. Para hacerlo necesitas prepararte, haber sanado tu estanque, haber curado tus heridas primordiales y ver más allá de ti mismo. Cuando estás en paz y puedes expresar tus emociones sin problemas, entonces el trabajo con los difuntos no es un problema. No lo es, porque ya tienes experiencia en reconocer, expresar y sanar tus emociones.
CÓMO SANAR LAS CAUSAS PENDIENTES CON LOS DIFUNTOS
Empieza por analizar tus sentimientos
La mejor forma de abordar la sanación con los difuntos, consiste en hacer un examen de conciencia y observar lo que sientes por ellos. Si tienes dudas al respecto, revisa tu vida y responde a estas preguntas:
¿Cómo te sientes cuando te nombran a tus difuntos?
¿Los recuerdas habitualmente?
¿Te sientes mal con alguno?
¿Le guardas rencor por algo que te hizo a ti o tu familia?
¿Odias o amas demasiado a alguien que ya falleció?
¿Estás apegado a algún familiar fallecido?
¿Sueñas mucho con algún difunto?
¿Te sientes mal por algo que le hiciste y ahora está muerto?
¿Necesitas pedirle perdón?
¿Necesitas perdonarle?
¿Hay algún difunto que no puedes nombrar porque es tabú en tu familia?
¿Existe alguna leyenda prohibida en casa asociada a una muerte?
¿Hubo algún accidente, muerte violenta o asesinato?
¿Dónde están tus padres, abuelos, tíos y familiares enterrados?
¿Conoces sus historias y nombres?
¿Cuándo vas al cementerio puedes visitar a tus ancestros, amigos y conocidos sin rencor?
¿Puedes hacerlo desde la neutralidad emocional?
¿Y qué pasó con aquel tío olvidado?
¿Sabes dónde está su tumba?
Hablar de los muertos es lo primero que debemos hacer para enfocar la sanación. Contar la historia de nuestros muertos en un ambiente comprensivo donde no se nos juzgue, nos ayuda a tomar consciencia de la situación. No permite aceptar la realidad con naturalidad y afrontarla. Si eres valiente como para aceptar que el tío Lucas era un tirano de la peor especie y lo aceptas, tal vez te resulte más fácil perdonarlo. En todas las familias existen “ovejas negras” e historias oscuras, cuya presencia nos causa vergüenza. Sin embargo esas personas también forman parte del clan. Aceptarlo y hablarlo es el primer paso para sanar ésa emoción. Luego, necesitas enfocarte en el perdón para que el vínculo que puedas tener con él, se disuelva.
Si no conoces la historia de tus padres porque eres adoptado, enfoca la sanación en tu familia de adopción. También puedes enfocar las preguntas en los difuntos que de alguna manera influyeron en tu vida. Puedes pensar en tus amigos, compañeros de trabajo, jefes, vecinos, maestros, profesores, competidores, rivales o cualquier otra persona que de alguna manera haya marcado tu vida. El punto de esta reflexión está en buscar qué sientes al respecto para que puedas hacer el trabajo.
Si después de hacer esto te sientes preparado para afrontar la sanación, tal vez quieras hacer una visita al cementerio. Visitar el cementerio de tu pueblo puede ayudarte a descubrir lo que sientes realmente. Puede hacer que recuerdes la historia y decidas sanar al comprobar que aquello ya pasó. Cuando miramos las tumbas y recordamos a los difuntos, nuestra mente se dispara y nuestras emociones afloran. A veces nos quedamos mudos y no sabemos qué decir, pero hacerlo cambia nuestra perspectiva.
Cuando visito el cementerio de mi pueblo y recuerdo a las personas que conocí, automáticamente pienso en la relación que tuve con ellos. Al mirar las tumbas y lápidas, observo mi estado emocional para ver si tengo alguna emoción atascada en mi interior. Si al hacerlo percibo incomodidad, rabia, dolor o alguna emoción tóxica, entonces sé que necesito sanar el vínculo. Comprendo que no todo el mundo está preparado para hacer esto cuando está sufriendo, pero hacerlo te da un nivel de sanación más profundo.
Hacer un recorrido por el cementerio con esta intención, también ayuda a detectar lo que sientes en tu mente y corazón. Si eres miedoso y sientes que necesitas ir acompañado, busca a alguien de confianza para que te acompañe. Ve con tu madre, padre, hermanos, cuñados o amigos. Haz la visita para ver cómo te sientes y analiza tu interior.
Atención: algunas personas van mucho al cementerio a recordar a sus difuntos. Lo hacen cada semana porque se sienten más cercanos a ellos. Hacer esto no es sano porque si te aferras a ellos no avanzas en la sanación. El punto de visitar el cementerio como terapia, busca sanar el vínculo tóxico que puedas tener con los difuntos, no atarte a ellos. De modo que si estás visitando mucho el cementerio, analiza porqué lo haces y recupera el equilibrio.
CÓMO PEDIRLE PERDÓN A UN DIFUNTO
La Visita al Cementerio
Si descubres que te portaste mal con alguien que está fallecido, afronta la realidad y atrévete a pedirle perdón. Pedirle perdón a los muertos es fácil de hacer cuando reconoces tu sombra y la expresas. Es fácil cuando has trabajado tu estanque y sabes que el alma existe. La forma más directa de hacer esto consiste en llevarle flores y pedirle disculpas. Para hacerlo puedes presentarte ante su tumba, y explicarle porqué vienes a verle.
“Aquí estoy amigo Juan, he venido a verte. Sé que me porté mal contigo y quiero pedirte perdón por… Aunque ahora estás en el más allá, sé que puedes escucharme. Quiero decirte que me arrepiento profundamente del daño que pude causarte. Deseo que seas feliz y puedas encontrarte con tus seres queridos. Te dejo estas flores para que te den energía positiva y aceptes mis disculpas. Gracias por la experiencia que me distes. Bendito seas”.
Para comunicarte con un difunto no necesitas usar oraciones extrañas ni conjuros antiguos. Tampoco necesitas recurrir a fórmulas peligrosas. Lo que necesita es abrir tu corazón y ser sincero. Decir lo que sientes enfoca tu energía y lanza tu mensaje de manera directa. Hace que tu energía trascienda la materia. Si esto lo haces con amor, puedes estar seguro de que tu energía subirá por el cielo y llegará al alma del difunto.
Cuando he pedido perdón a algún muerto por algún desencuentro del pasado, me he dado cuenta que hablar con ellos de manera natural es lo mejor. Si enfocas la conversación como si lo tuvieras delante, podrás concentrarte. Los espíritus no necesitan demasiado protocolo para escucharte. Sólo necesitan sinceridad. Si lo haces relajado y estás perceptivo, tal vez sientas que el muerto te responde.
Cuando pedimos perdón a un difunto y este nos lo concede, un sentimiento de paz se apodera de nosotros. Es como nos hubiéramos quitado un peso de encima, y esto indica que el perdón se ha concedido. También es común sentir aromas extraños, como el perfume que usaba la persona o algo que nos haga entender que su espíritu escuchó la disculpa.
Si tu educación es religiosa y te apetece rezar, puedes recitar una oración después de tu discurso. Cualquier oración hecha con amor aporta energía positiva. Si no sabes qué rezar puedes decir:
(Nombre del difunto)
Que la Luz salga a tu encuentro
Y la Madre Divina te acoja
Que el Espíritu del Sol te ilumine
Y encuentres la Paz en tu camino
Que los Espíritus Maestros te acompañen
Y la Alegría inunde tu corazón
Que la Felicidad te acompañe siempre
Y alcances la gloria del Cielo
(Nombre del difunto)
Bendito seas ahora y siempre
Que así sea
Otra oración que puedes decir es:
Oh Gran Espíritu que otorgas la Vida
Padre y Madre de toda la creación
Yo te ruego por el alma de (…)
Que habiendo pasado por la muerte
Pueda desprenderse del tormento de la materia
Sane sus heridas y pueda elevarse al reino de los cielos
Oh alma de (…) que la Luz Divina te ilumine
Que la Paz te guie en tu camino
Y la Felicidad te acompañe siempre
Que así sea
Cuando sientas que la conversación ha terminado, da por terminada la visita. Cuando llegues a casa date una ducha con sal o un baño de descarga para calmar tus emociones. Si notas que no te has quedado bien, repite la visita otro día -para asegurar el perdón-.
Cuando el difunto nos concede su perdón, es fácil sentir cosas extrañas en nuestra vida. Quizás te encuentres con algún familiar suyo por el camino o a los pocos días oigas hablar de él. También es fácil soñar con su espíritu o sentir que de alguna manera te escuchó. A veces los difuntos se aparecen en nuestros sueños para darnos mensajes, y analizarlos es necesario para ver si tu comunicación le llegó. Si sueñas con el difunto y lo ves sereno, iluminado y feliz, su alma ha aceptado tus disculpas. Pero si lo ves envuelto en oscuridad o enfadado, significa que quedó algo pendiente entre vosotros. Para calmar las cosas puedes repetir la visita o practicar el “Ritual para Ayudar a un Difunto”.
Pedir perdón a los difuntos cambia nuestra vida. A veces incluso mejora nuestras finanzas después de hacerlo, (sobre todo cuando el bloqueo es intenso). Hace unos años recibí la visita de una clienta mía para leerse el Tarot. Quería saber cómo iría su futuro económico porque estaba pasando una etapa difícil. Cuando extendí las cartas y empecé la lectura, me pareció ver algo relacionado con una casa y el deseo de una venta. Al preguntarle si esto era así, me dijo que sí. Ella quería vender la casa de su suegra que había heredado. Su marido y ella habían decidido venderla, pero por alguna razón no se lograba la venta. En la sesión sentí que ella odiaba esa casa porque la asociaba a su suegra, y eso bloqueaba la venta. Al darme cuenta de esto le dije:
¿Tú odias esa casa verdad?
-Sí, ¿cómo lo sabes? –me dijo-
En las cartas aparece la venta pero la energía se nota oscura, tóxica, negativa. El espíritu de tu suegra todavía está en la casa porque no está en paz. Debes pedirle perdón a su alma y a la propia casa por odiarla. Sólo cuando lo hagas de verdad y te reconcilies con ella, podrás vender la casa.
En las cartas se notaba una energía femenina y odio hacia ella. Esa energía bloqueaba el flujo de la prosperidad, de modo que necesitaba sanar ese conflicto. Para ayudarla en su caso le recomendé comprar un ramo de flores y hacer una visita a la tumba de su suegra. Debía ir sola al cementerio y pedirle disculpas. Al fin y al cabo el problema era entre ellas. La mujer aceptó el consejo y lo hizo. Escogió un día soleado como signo de paz. Cuando fue al cementerio se sentía incómoda porque sabía que el alma de su suegra captaba la energía de su mala relación. Sin embargo decidió pedirle perdón y sellar la paz. Al día siguiente compró otro ramo de flores y lo puso en el salón de la casa que quería vender. Se reconcilio con la casa tal como le recomendé y eso desbloqueó la energía. Estuvo varios minutos en esa casa hablando mentalmente con su suegra. Le dijo porqué querían venderla. Al decírselo pudo sellar la paz y en pocos meses vendió la vivienda.
Cuando sanamos nuestros vínculos tóxicos con los difuntos, algo cambia en nuestra vida. La energía fluye de nuevo en nuestro estanque y eso nos ayuda a todos los niveles. Si te sientes identificado con este caso y no sabes dónde está enterrado el difunto, puedes hacer el trabajo en tu hogar. Puedes despejar el altar, poner flores en un jarrón y hablar con el difunto mentalmente. También puedes visualizar que su espíritu está ante ti, explicarle lo ocurrido y pedirle disculpas. Hacer esto durante varios días puede ayudarte a conectar con su alma y disolver el conflicto.
Atención: hacer el trabajo desde tu altar puede ayudarte cuando no sabes dónde está enterrada la persona. Sin embargo no lo veas como una excusa para visitar el cementerio. Las relaciones con los difuntos se sanan cuando nos involucramos realmente. Pero no lo hacen cuando dejamos que nuestro orgullo nos bloquee. Si sabes que has metido la mata, afronta la verdad y pídele perdón al difunto. Haz una visita al cementerio y verás como tu vida mejora.
CÓMO PERDONAR A UN DIFUNTO
Y Sellar la Paz entre Vosotros
Si en tu historia hay dolor provocado por alguien que ya no está, quizás perdonarlo te sea más difícil. Si has sufrido mucho y te resulta imposible perdonarle, practica la sanación emocional en primer lugar. Luego, haz el trabajo del perdón enfocado en el alma del difunto. “La Carta Liberadora” o “La Meditación del Olivo” pueden ayudarte a lograrlo. Si enfocas el ritual en su espíritu, verás que practicarlo te ayuda a liberarte.
Los que somos creyentes tenemos más posibilidades de perdonar a los difuntos porque sabemos que el alma existe. Si crees firmemente que el espíritu no muere, para ti será fácil conectarte a tus creencias, activar tu “Yo Sabio”, y perdonar al difunto. Si estás pesando que tu enemigo se lo merece, tal vez tengas razón. Pero la razón no te ayudará a evolucionar. Para perdonar a los difuntos necesitas recordar que el perdón no viene del ego ni del “Yo Lógico”. Viene del corazón, de esa parte de ti que está vinculada a la divinidad.
Te diré, que el perdón que ofreces desde aquí, puede ayudar mucho a las almas estancadas. Pero sólo ayuda cuando tu perdón es sincero. Si estás intentando perdonar a tu enemigo muerto, deja que tus emociones fluyan con naturalidad. No fuerces la situación. Acepta primero tu dolor, sana tu herida y cuando estés preparado enfoca la energía en el perdón.
Hace unos años hablé con un grupo de amigos y uno de ellos me contó que odiaba mucho a su padre. Por lo visto el hombre era de carácter difícil y le hacía la vida imposible a mi amigo. Como estaba harto de él, en la reunión empezó a soltar todo tipo de improperios contra él. ¡Quería que se muriera y que lo dejara en paz! Estaba tan harto que escucharlo daba miedo. Cuando se calmó un poco y se desahogó, empezó a llorar porque se dio cuenta que no quería sentir esa emoción. Tomó consciencia de la situación y recuperó el equilibrio interno. Años más tarde, cuando el padre murió, mi amigo se sintió culpable por aquello. Se acordaba de su mala relación y no sabía qué hacer para remediarlo. Para ayudarle le recomendé la terapia de sanación y le pidió perdón al espíritu de su padre. A pesar de todo pudo encontrar en su interior el amor y la caridad necesaria para hacerlo.
Un día mi amigo soñó con su padre y en el sueño le preguntó cómo estaba. En el sueño él sabía que estaba muerto, de modo que le preguntó si estaba bien. El padre respondió que no, que no estaba bien, y de repente mi amigo despertó. Al analizar el sueño entendió que el padre todavía estaba cerca. Su alma no había trascendido y necesitaba perdón para avanzar. Para ayudarle, mi amigo hizo meditación, visitó el cementerio y hablo con él. También hizo el “Ritual para Ayudar a un Difunto” y a los pocos días se sintió mucho mejor. Meses después volvió a soñar con su padre y en este caso se vio a él mismo protegiendo a su padre. La emoción de dolor se había convertido en paz y protección. Estaba claro que su estanque se había sanado y él sentía la necesidad de ayudarlo -en el más allá-. Volvió a repetir el ritual y en poco tiempo lo vio en sueños sonriendo y feliz.
Te diré, que las almas de las personas malvadas sufren mucho en el más allá. A veces se quedan atascadas en una especie de bruma que les impide ver la realidad. Como todavía sienten apegos mundanos y sus emociones son densas, no pueden entender qué les ocurre y necesitan ayuda para subir de nivel. Esta especie de bruma que las envuelve, es su propio estado emocional que les impide ver la realidad. Y hasta que no afrontan su estado emocional no pueden “ver la luz”. También hay almas que se sienten culpables por la vida que llevaron y necesitan ayudar para remediar sus males cometidos. No es que alguien las obligue a ello, simplemente comprenden que se portaron mal y necesitan ayudar para compensar aquellas acciones.
Cuando ofrecemos el perdón a las almas, nuestra energía les ayuda mucho. Ésa energía las libera de cualquier deuda que tengan contigo. Saber que tu perdón ayudó a un difunto a evolucionar conforta el alma. Te hace sentir que has ayudado y eso te da mucha paz. De la misma forma que nosotros necesitamos sanar, perdonar y cerrar ciclos para avanzar, los espíritus también lo necesitan para subir de nivel. Cuando observas esto y compruebas que todo es cierto, te das cuenta que la vida en el más allá no es tan diferente a la nuestra. En el otro mundo tenemos pensamientos y emociones igual que aquí, sólo que carecemos de cuerpo físico.
Sabio y Bendito seas
El Brujo Shiva
Puede ser una imagen de naturaleza y cascada
3
Vista por 25
Me gusta
Comentar