CERRAR ETAPAS VITALES
El Arte de Cerrar tus Ciclos Vitales
Cuando sanas tus heridas emocionales, el dolor que sentías ya no te domina. La rabia y el rencor han desaparecido y puedes centrarte en el presente. Una señal clara de que estás curado es la capacidad de hablar de lo ocurrido sin dolor. Cuando tu corazón está limpio y puedes hablar sin resentimiento, estás curado del daño. Ahora no lo revives cuando lo recuerdas -ni cuando alguien te lo nombra por casualidad-. Tan sólo es un recuerdo experiencial. Un recuerdo que te ha dado conocimiento, madurez y sabiduría.
Las personas sensibles que saben sanar su corazón son mucho más comprensivas con los demás. Saben lo que es el placer y el dolor y pueden aconsejar sabiamente. Como han vivido la vida en todas sus dimensiones, han acumulado experiencia y esto les da mayor perspectiva. Ninguna persona en el mundo está libre de vivir momentos dolorosos, pero ésas vivencias le dan bagaje.
El siguiente paso en nuestro viaje consiste en aprender a cerrar etapas. “Cerrar etapas” significa concluir una experiencia de manera consciente. Significa dar por terminada la curación. De la misma forma que usamos la magia para abrir caminos, lograr objetivos y poner en marcha proyectos, también necesitamos aprender a cerrar etapas.
Los psicólogos cuentan que cerrar etapas es absolutamente necesario para que nuestra mente comprenda que un ciclo terminó. Cuando cierras interiormente una etapa algo en tu interior se transforma. Tu tendencia a pensar en el pasado de disipa. Lo que antes te dolía o dabas vueltas en tu cabeza desaparece. Simplemente se esfuma. Ahora puedes enfocarte en el presente y pensar en el futuro con esperanza.
Las etapas que debemos cerrar en nuestras vidas son aquellas experiencias que ya pasaron –pero que resuenan en nuestro interior-. Son aquellas circunstancias, personas, empleos, viviendas, amigos, compañeros, padres, amores o cualquier otra cosa que formó parte de nuestra vida, pero que ya no sirve.
¿Cómo sé si tengo que cerrar etapas?
Si observas que tu mente tiende hacia el pasado y echas de menos algo que te quedó pendiente, necesitas cerrar etapas. Si sufriste una decepción y te quedaste con las ganas de hablar con esa persona que se marchó y no pudiste hacerlo, necesitas cerrar etapas. Si cortaste con alguien pero todavía sientes que debes hacer algo para estar en paz, necesitas cerrar etapas. Si sientes que has hecho lo correcto pero interiormente todavía recuerdas la experiencia y no tienes paz, necesitas cerrar etapas.
Cuando no cierras etapas, el pasado te domina. Sigue vivo en tu mente y de alguna manera te controla. Esto hace que tu mente se sienta colapsada y no puedes evolucionar. Por más que te esfuerzas no encuentras la paz, sigues en el mismo punto y no sabes por qué.
¿Te resultan familiares estas palabras?
Cerrar etapas es como hacer limpieza en tu ropero. Si tienes mucha ropa pero ya no la usas, tu armario estará repleto de prendas inservibles. Y llegará un momento en que no dejará espacio para las prendas nuevas. En este símil el armario es tu estanque, tu mente, tu corazón. Y la ropa que guardas son los pensamientos y emociones. Cuando cierras una etapa conscientemente, decides desechar la ropa que ya no usas. Decides sanar pasado para que deje de perseguirte. Y cuando lo haces, sientes que tu vida mejora. Tu mente se calma y tu corazón se aligera. Esto hace que tu vida fluya con mayor claridad y tu suerte cambia.
Cerrar etapas es una acción de lo más sanadora cuando sentimos que necesitamos hacerlo. Sin embargo nadie puede cerrar etapas realmente si no ha sanado antes su corazón anteriormente. De la misma forma que para perdonar necesitamos limpiar el corazón del rencor, para cerrar etapas necesitamos entender que aquello ya pasó. Cuando sientes que la experiencia ya no te afecta y encuentras la paz, entonces la curación está casi hecha. El paso final consiste en cerrar el ciclo conscientemente y seguir con tu vida.
Algunos terapeutas cuentan que para cerrar etapas necesitamos entender lo que hemos vivido como algo existencial. Necesitamos aceptar lo ocurrido y abandonar la lucha. Si comprendes que ésa experiencia te ocurrió para que aprendieras algo, tal vez sea más fácil sanarte y cerrar ésa etapa. Los seres humanos somos almas encarnadas viviendo una experiencia y cada una de las vivencias que vivimos, forman parte de nuestro viaje. Incluso las cosas terribles que experimentamos tienen algo que enseñarnos.
Las personas cerramos etapas de manera natural e inconsciente. Lo hacemos cuando comprendemos que algo ya terminó. Sin embargo algunas veces necesitamos tomar consciencia de la situación y darnos cuenta para que ésa etapa concluya en nuestra mente. Por ejemplo: cuando vendí mi bar y me cambié de casa, me di cuenta que aquella etapa profesional había terminado para mí. Sin embargo, en mi inconsciente todavía me sentía dueño del negocio. Mi mente arrastraba muchos recuerdos y emociones y a veces soñaba mucho con el bar. Cuando pasó el tiempo y entendí que ya no formaba parte de mi vida, algo en mi interior cambió. Mi mente se iluminó y comprendí que mi vida ya no era la misma. Había evolucionado y eso era bueno. Sin hacer nada, comprendí que el ciclo había terminado. Pero no fue hasta que me di cuenta por mí mismo, que no pude cerrar ése ciclo.
Algunas personas tienen gran facilidad para cerrar ciclos y pasar a otra cosa. Otras en cambio necesitan más tiempo para conseguirlo. No todas las personas viven la vida de la misma forma y aceptar que cada cual necesita su tiempo también es importante. Si tu hija rompió con el novio y después de un año todavía sigue mal, significa que no ha cerrado la etapa. Quizás necesite más tiempo para sanar su interior. Y respetar su tiempo es importante. Cuando lo logre, podrá reponerse y seguir con su vida diaria.
"Me fui de mi casa porque quería vivir mi propia vida. Fue algo muy rápido. Me casé y formé mi familia con 19 años. Me llevo bien con mi familia pero ahora que recuerdo veo que no cerré mi etapa de adolescente. Al casarme me mudé y centré mi atención en mi esposo y mi trabajo. Dejé de relacionarme con mis amistades de la infancia y cambié de vida por completo. Ahora que lo recuerdo siento que debo hacer algo para sentirme bien. ¿Qué debo hacer?"
Cerrar aquella etapa.
Cuando no nos despedimos correctamente de alguna experiencia, nuestro interior resuena con ello. Nuestro inconsciente conserva los recuerdos, las emociones y pensamientos que nos hacen sentir incómodos. Y esa energía se acumula en nuestro estanque. Para sanarnos de esto, necesitamos remover nuestro estanque, despedirnos correctamente de la vivencia y hablar con las personas si fuera necesario.
Cuando algo cambia bruscamente, necesitamos amoldarnos a la nueva situación y despedirnos del pasado. Si no lo hacemos, antes o después el pasado nos persigue. Lo hace en modo de recuerdos, añoranzas, pesadillas o sueños -de lo más extraños-. Una vez una clienta mía me contó que soñaba mucho con la escuela. En sus sueños se veía en la clase con los profesores de su infancia. Ella dejó sus estudios para ponerse a trabajar. Sin embargo una parte de sí misma necesitaba seguir estudiando. Cuando se dio cuenta de esto, hizo un ritual para aquella etapa y al hacerlo descubrió que en realidad quería estudiar. Aunque enfocó el ritual para finalizar aquella etapa, se dio cuenta que debía estudiar pues era lo que realmente quería. Así lo hizo y se apunto a la universidad a distancia. A veces cerrar etapas nos ayuda a retomar lo que dejamos pendiente y nos hace concluir algo. Incluso si empiezas tu ritual con la idea inicial de conclusión, quizás descubras que no deseas cerrar esa etapa y necesites revivirla.
"Tuve un negocio durante cinco años. Al poco tiempo surgió otro negocio mejor y decidí cambiarlo de repente. Fue algo muy rápido y siento que no me despedí de aquella etapa. Actualmente mi negocio no funciona bien. ¿Debo cerrar mi etapa anterior? ¿Me ayudará a que el negocio actual mejore?"
Sin lugar a dudas. Los negocios mal cerrados generan Karma. Dejan residuos que perjudican tus futuros trabajos. Si sientes que echas de menos aquel negocio (aunque sea inconscientemente) entonces tus emociones y pensamientos están limitándote.
¿Echas de menos aquel negocio?
¿Por qué lo dejaste?
¿Qué te llevó a finalizar?
Si lo dejaste porque no funcionaba necesitas aceptarlo en tu corazón para que tu mente deje de evocar el pasado. Si te has dado cuenta que te equivocaste, puedes volver a retomar el negocio –con la lección aprendida-. Si lo retomas sin aprenden, entonces volverás a fracasar y no sabrás porqué. Cuando trabajamos nuestros ciclos vitales debemos meditar sobre la experiencia y sacar el aprendizaje. Porque si no lo hacemos volvemos a repetir el patrón.
"Terminé mi relación con mi ex marido porque me enamoré de otro hombre. No le di muchas explicaciones. Sencillamente le dije que nuestra relación se acabó y me divorció. Ahora estoy con otro hombre. Llevamos una relación de 6 años y siento que la relación no es estable. Él dice que quiere terminar la relación. Le pregunto el motivo y no me da ninguna explicación. ¿Qué debo hacer?"
Cerrar aquella etapa de forma consciente.
Cuando rompemos relaciones de manera brusca, la energía se mantiene latente en nuestra psique. Y ésa energía antes o después aflora. Aunque la relación actual no tenga nada que ver con la otra, lo cierto es que cambiar de forma brusca no te beneficia. Cuando terminas una etapa, una relación o un trabajo sin darle su final correspondiente, la energía de la experiencia vive en tu mente. Se acumula en tu estanque y termina controlando tu vida. Es como la ropa vieja que acumulas y en lugar de mejorar, daña tu avance.
¿Has roto relaciones de mala manera?
¿Cómo te sientes?
¿Recuerdas mucho a ésa persona?
Hace unos años una clienta me contó que discutió con un amigo de la infancia y dejó de hablar con él. A pesar de lo ocurrido ella lo recordaba mucho y de vez en cuando lo nombraba. Incluso teniendo razón necesitaba cerrar esa etapa. Su mente lo pedía. Era evidente que la mejor forma de hacerlo era buscarlo y hablar con él. Aunque no se atrevía a hacerlo por su reacción, fue valiente para hacerlo y le mandó un mensaje. La sorpresa vino cuando se vieron y pudieron hablar como si nada. A pesar del tiempo pasado la relación se sanó y mi clienta pudo cerrar ese ciclo. Pudo encontrar la paz y seguir feliz con su vida.
RITUAL DEL AGUA PARA CERRAR CICLOS
Y sellar las heridas internas
Una forma de cerrar etapas consiste en practicar un ritual liberador que te ayude a reconocer lo que sientes. Si te has dado cuenta que necesitas cerrar un ciclo, practica este ritual cuando lo sientas necesario.
Tiempo adecuado: Luna Menguante
Duración: el que necesites
Elementos necesarios:
1 Carta de la Despedida Feliz
1 Cazuela o cuenco
1 Velón de miel (o de cera virgen)
Granos de Mirra
Bayas de Ciprés
Hojas de Olivo
Sal
Agua
Minerales Ayudantes (opcional)
Procedimiento:
1. Toma un folio y escribe en ella tu despedida feliz. Empieza a contar la historia de lo que quieres cerrar. Anota cómo empezó todo, lo que viviste y aprendiste. Incluye las cosas buenas y malas que viviste. Una vez más, escribir y soltar la historia te ayuda a sanar por dentro y a tomar consciencia de tu vida. Enfoca la carta ésa persona, trabajo, profesor, amante o lo que sea que ya terminó. Si lo que quieres es cerrar es una etapa laboral escribe porqué empezaste a trabajar en ésa empresa, cómo se desarrolló tu vida laboral y porqué te marchaste. Si te despidieron y todavía piensas en ello, suelta la experiencia y anota lo que te gustaría decirle a tu jefe. No enfoques la carta en el dolor, sino en lo bueno que aprendiste. Y si lo que necesitas es cerrar una etapa amorosa escribe tu historia y ve dirigiendo la carta hacia la conclusión de la relación. Acepta que eso ya terminó y anótalo en la carta.
2. Cuando tengas la carta, espera varios días y luego vuelve a leerla. Añade más datos o corrige lo que haga falta. Enfoca las últimas frases en la despedida. Despídete de aquella etapa desde la paz. Si lo deseas puedes finalizar la carta con un apartado que indique “Aceptación” y enfocarte en los buenos deseos:
Acepto que esa etapa ya terminó.
Acepto que mi negoció fracasó y tuve que cerrarlo.
Acepto que no volverá mi marido.
Acepto que debo sanar y seguir con mi vida.
Acepto lo ocurrido desde la paz.
Te deseo felicidad.
Deseo que te vaya bien en la vida.
Etc.
3. Lee la carta en voz alta y observa cómo suenan tus palabras.
¿Suena creíbles?
¿O todavía tienes resistencias?
Cuando sientas que estás listo, imprímela y practica el ritual.
4. Pon la cazuela o cuenco en el altar (sobre el Pentáculo).
5. En el centro pon un mechón de tus cabellos y encima coloca el velón. Tus cabellos te representan a ti y actuarán como “Testigo Áurico” para que la sanación se produzca. Procura que la vela esté bien fija a la cazuela. Si necesitas que se sujete bien, calienta la parte de abajo para que caigan varias gotas sobre el plato y se quede fija.
6. Echa agua en la cazuela (con una jarra o botella) hasta la mitad.
7. Toma unas pizcas de sal y échalas al agua para darle el toque purificador. Si vas a incluir minerales ayudantes ponlos alrededor del cuenco. Puedes escoger Cuarzo Rosa, Turmalina Rosa, Rodonita, Rodocrosita, Ónix, Obsidiana o Peridoto. También puedes incluir Amatista o cualquier mineral con propiedades sanadoras (Ver “Listado de Piedras y Virtudes”).
8. Toma las tres hierbas y tócalas con tus manos unos minutos. Mientras lo haces, relájate y piensa en cerrar ésa etapa de tu vida. Respira profundamente y deja que las hierbas se impregnen de tu energía. Cuando estés concentrado échalas al agua despacito. Algunas hierbas flotarán y los granos de Mirra se irán al fondo. Queden como queden, ya no las vuelvas a tocar. Deja que las hierbas se muevan como ellas lo sientan.
9. Ahora relájate y haz “El Ejercicio de Enraizamiento”.
10. Enciende la vela negra y afirma:
Hágase la Luz en este altar
11. Enciende la vela blanca y di:
Que la Luz sea
12. Enciende la vela roja y el incienso.
13. Pon tus manos sobre la cazuela y recita una oración que te ayude a conjurar el poder sanador de las aguas. Por ejemplo:
Oh Antigua Madre
Señora de las Aguas
Yo invoco ahora tu asistencia bienhechora
Para que mis aguas oscuras se limpien
Yemayá, Afrodita, Isis, María
Señora de los mil nombres
Que tu poder descienda sobre mí
Y que mi alma vuelva a ser libre
Sin daño alguno y por el bien común
Que así sea
14. Toma una cerilla y enciende el velón de miel. Afirma:
Yo Soy (di tu nombre tres veces)
Yo Soy (di tu nombre tres veces)
Yo Soy (di tu nombre tres veces)
Acepto que (…) ya no forma parte de mi vida
Acepto que aquella etapa terminó
Y llegó el momento de avanzar
Doy las gracias por todo lo vivido
Doy las gracias por todo lo aprendido
Doy las gracias por toda la experiencia
Que se cierren hoy todas las heridas
Que se cierren hoy todas las heridas
Que se cierren hoy todas las heridas
Que mi estanque se ilumine con la luz
Que mis aguas internas se renueven
Y que la sanación del corazón se produzca
Consumatum est
Consumatum est
Consumatum est
15. Piensa en ésa persona, trabajo, situación, etc, que viviste y afirma:
Te doy las gracias por cruzarte en mi camino
Te doy las gracias por darme tu experiencia
Te doy las gracias por ayudarme a crecer
Fuiste una parte de mi vida
Fuiste un maestro en mi sendero
Fuiste aprendizaje para el alma
Fuiste sabiduría en mi destino
Que el fuego ilumine mi consciencia
Que la Madre Divina me asista
Y el Padre del Sol me proteja
Que el Espíritu brille en mi interior
Y la evolución se produzca en mí
Acepto que esa experiencia me ayudó, me fortaleció y terminó
En el nombre de la Madre Divina y el Padre Eterno
Entrego mi evolución a la Gracia del Espíritu
Que la sanación interior se produzca
Y que todos los seres encuentren la Paz
Que así sea
Que así se cumpla
¡Hecho está!
16. Con este gesto has entregado ésa energía al Espíritu. Se lo has entregado para que purifique el malestar y puedas avanzar. Ahora tete tus dedos en el agua y mójate la cara, el cuello y la frente con ella. Inspira profundamente y siente que tu interior se limpia. Siente el poder sanador de las hierbas y visualiza que tu corazón se cura. Si lo deseas puedes mantenerte en el altar unos minutos, meditar o simplemente guardar silencio. Cuando sientas que has terminado, dejar consumir las velas y el incienso.
El ritual ha terminado.
Conforme se consuma el velón el ritual irá trabajando y moviendo energías. Si notas que la vela llora mucho y cae cera flotando sobre el agua, hazle fotos para ver qué mensajes te ofrece. Si el velón se cierra o forma “torres de cera” indica que todavía necesitas sanar tu interior. Esto ocurre cuando el velón detecta resistencias, dolor o mucho sufrimiento. Una vez se consuma actúa de la siguiente forma:
Opción 1) Si el velón ha formado torres extrañas (o figuras negras) desecha la cera y el agua del ritual. Tírala al inodoro, lava la cazuela y repite el ritual al día siguiente. Haz esto hasta que el velón no llore (o forme figuras redondeadas y blancas).
Opción 2) Si el velón no ha llorado nada (o muy poco), toma ese agua y cuélala. Añádela al agua de tu baño para que su energía impregne tu ser. Si no tienes bañera, rocíate con ella en la ducha y déjate el agua en la piel unos minutos. Luego, dúchate con normalidad. Los restos de hierbas y cera arrójalos a la basura.
Es importante observar cómo se consume la vela porque si no queda bien, el agua no interesa. Si tu vela lloró mucho y quedó muy negra, la sanación no ha se producido y el agua no sirve. Es mejor tirarla y volver a repetir el ritual. En cambio si la vela quedó bien, puedes usarla para sellar ésa etapa.
Cada vez que practico este ritual me doy cuenta que cerrar etapas es una cuestión de actitud. No es algo fácil si todavía sufres, pero es absolutamente necesario si quieres avanzar. Cuando damos vueltas a las cosas y no avanzamos, nuestra psique trabaja en modo bucle -como un disco rayado-. No avanza y eso nos causa bloqueos energéticos. En cambio, cuando decidimos aceptar nuestra historia y cerramos ciclos, evolucionamos como en una espiral. Avanzamos más rápido, conocemos nuevas personas y nuestra suerte mejora.
Aunque en este ritual te he recomendado la mezcla herbal de Mirra, Ciprés y Olivo, lo cierto es que también puedes hacerlo con otra mezcla que te ayude a sanar. La mezcla “Cerrando Ciclos” es genérica y sirve para todos, pero si quieres probar, puedes usar otras hierbas que se ajusten a tu caso.
Una mezcla que va muy bien para cerrar etapas amorosas incluye:
Mirra Para limpiar negatividad
Ruda Para quitar emociones tóxicas y deslealtades
Olivo Para encontrar la paz
Rosas Para sanar el corazón
Marrubio Para recuperar la libertad
Esta mezcla es magnífica cuando no logras olvidar un amor y tu vida amorosa se estanca. También sirve para sanar el corazón después de divorcios, pérdidas de seres queridos o rupturas sin explicación. A veces las personas desaparecen de nuestras vidas sin dar razones y esto nos impide sanar. Si tu marido o esposa te abandonó, y tú sientes que necesitas sanar, esta mezcla será la más acertada.
Si enfocas el ritual para zanjar etapas laborales puedes preparar la siguiente mezcla:
Laurel Para limpiar el fracaso
Romero Para quitar la mala suerte
Rosas Para sanar el corazón
Olivo Para encontrar la paz
Boldo Para restaurar el daño económico
Con esta mezcla estás dirigiendo el ritual en los asuntos económicos y afirmas que el despido, el fracaso o la ruina vivida, no pueden contigo. Estás aceptando lo que pasó y renovando tus finanzas para que vuelvas a ser próspero. La mezcla también puedes usarla si perdiste tu casa, una propiedad o algo importante para ti.
¿Y qué pasa si necesitas finalizar una etapa dolorosa de salud?
Si ya te curaste y necesitas sanar ésos recuerdos dolorosos, puedes usar esta mezcla:
Raíz de Tomillo Para salud
Roble Para fortalecerte
Ajedrea Para alargar la vida
Rosas Para sanar el corazón
Olivo Para encontrar la paz
Puedes usarla si te operaron de algo muy grave, si sufriste un disgusto importante o si viviste algún accidente traumático. Si sientes que todavía no lo has superado, úsala para sanar tus emociones.
Y si lo que viviste fue pérdida importante y falleció un ser amado, puedes usar esta mezcla:
Mirra Para limpiar la negatividad
Ciprés Para cicatrizar heridas
Olivo Para encontrar la paz
Rosas Para sanar el corazón
Crisantemo Para honrar a los difuntos
Esta mezcla es fantástica para las viudas, viudos, huérfanos y personas que han perdido seres amados. Ayuda a elevar las almas y te permite rehacer nuestra vida. Si sufriste un luto amoroso y no te permites encontrar otro amor, deberías usar esta mezcla para que ésa energía no te domine. Todos los seres vivos merecemos otra oportunidad y aceptarlo te ayudará a ser más feliz. Como ves hay muchas mezclas efectivas que puedes usar para cerrar tus ciclos. La clave está en preparar la que más te guste a tu caso.
Nota: si estás haciendo tus velas de panal y quieres rellenarlas con la mezcla que escojas, pulveriza muy bien las hierbas antes de rociarlas. Esto hará que tu vela tenga más fuerza y el fuego trabaje combinado con el agua.
El ritual para cerrar ciclos puedes hacerlo siempre que quieras. Lo ideal es hacerlo en Luna Menguante para que la fase te ayude a cicatrizar. Si lo hiciste y sientes que no terminas de cerrar la etapa, puedes repetirlo al mes siguiente. Hacerlo hará que tu inconsciente responda y comprenda que aquello ya pasó.
Conozco a varias personas que vivieron hechos doloroso y sus mentes se mantuvieron ancladas al pasado doloroso. Al conocer este ritual intentaron hacerlo para sanarse, pero sus velones lloraban muchísimo (cubriendo toda la cazuela). Al contarme la historia me di cuenta que en muchos casos las personas no querían soltar su pasado. Se negaban a cerrar esa etapa con el correspondiente sufrimiento interno. Esto hacía que las velas siguieran llorando pues captaban la negatividad de la persona. Si te ocurre lo mismo debes entender que el ciclo energético lo cierras tú. Aunque el ritual es una ayuda maravillosa y expresa lo que sientes, pero trabajo verdadero lo haces tú. Si no colaboras, el trabajo no funcionará como debe porque tú lo bloqueas. Nadie puede cerrar una etapa si realmente no quiere hacerlo. La clave para lograrlo está en comprender que esa fase ya terminó. A veces hablar del tema nos ayuda a solar amarras y nos permite avanzar en la vida. Tener conversaciones sinceras con amigos de confianza puede ayudar bastante. Si al hacer el ritual ves que tus velas lloran, trata de expresarte, comunícate con tus seres queridos y acepta la ayuda que te ofrezcan.
Cerrar ciclos es dar por terminada una etapa. Es aceptar que hicimos todo lo que teníamos que hacer y ya no es necesario repetir la historia. Paulo Coelho decía que hay que saber cuando algo llega a su fin. Cuando una etapa termina en nuestra vida es necesario decirle adiós. Es necesario dejar atrás lo vivido y centrarnos de nuevo en el presente. Esto es algo que necesitamos hacer todos, pues si no lo hacemos nuestra vida no evoluciona.
LA MUJER ANDALUZA QUE PERDIÓ AL MARIDO
Y con el tiempo pudo volver a ser feliz
Estuve casa con mi marido durante veinte años. Empezamos el noviazgo de adolescentes y toda la vida estuve con él. Nuestra vida era feliz, teníamos trabajo los dos y nuestros hijos estaban sanos. Yo trabajaba en el aeropuerto y él era transportista. En el año 2011 vino la desgracia a mi hogar. Sonó el teléfono a las siete de la mañana. Era el compañero de mi marido. Me dijo que Antonio había sufrido un shock y estaba en el hospital. Por lo visto, al subir al camión le dio un infarto y se quedó muerto en el acto. Esto lo supe después, pues en la llamada no se atrevían a decirme la verdad.
Cuando llegué al hospital con mis hijos mi marido ya estaba muerto. No podía creerlo y me dio un ataque de ansiedad. Mis hijos llamaron a mis padres y a mis hermanos para decirles lo que pasaba. Enseguida acudieron a Sevilla y nos dieron todo el apoyo. Ellos vivían en Requena de modo que tardaron seis horas en llegar a Sevilla.
Después del funeral y volver a casa, no podía creerlo. ¿Realmente estaba muerto y ya no volvería a verlo nunca? ¿Cómo iba a aceptar una cosa así? Toda la vida habíamos estado juntos y pensar que ya no volvería a verlo me daba pavor. Aunque mis hijos y familiares estaban ahí, yo sentía que mi vida jamás volvería a ser la misma.
Cuando pasaron varios meses me di cuenta de la realidad. Jamás volvería a ver a mi marido. Como era creyente, por las noches hablaba con él y le contaba las cosas que había hecho a lo largo del día. Hacer eso me ayudaba a sentirme mejor. Mi marido había sido incinerado y tenía el ánfora en el mueble del salón. Sé que esto no es bueno porque no dejas que el alma se marche, pero en esos momentos sentí que tenerlo en casa me ayudaría.
Al poco tiempo empecé a trabajar de nuevo y me di cuenta que el trabajo me ayudaba bastante. La vida seguía igual, mis hijos debían seguir su vida y a pesar de mi dolor, el mundo giraba.
A los dos años de la pérdida yo estaba totalmente curada. El hecho de aferrarme al más allá, me ayudó a calmar mi corazón y a seguir adelante. Sé que el alma existe y antes o después volveré a ver a mi marido en el cielo.
A los cinco años de mi desgracia conocí a un compañero de trabajo y empecé a quedar con él. Él trabajaba en otro sector del aeropuerto y nos veíamos casi todos los días. Aunque no teníamos nada especial, hablar con él me ayudaba a sentirme mejor. Era muy divertido, me hacía reír y sentir que a pesar de todo, la vida era buena.
Cuando pasó el tiempo me di cuenta que este hombre me atraía, aunque no me atrevía a empezar otra relación por respeto a mi marido. Se lo conté a mi cuñada y me dijo que ésa sería mi sanación. Vivir de nuevo el amor sería la mejor forma de sanarme y sentirme feliz. Obviamente nadie podría sustituir a mi marido, pero tener el apoyo de mi cuñada me ayudó mucho. Cuando despejé mi mente y me quité los miedos, decidí dar el paso. Acepté que mi compañero me gustaba y empecé a salir con él. Mi cuñada (que era muy lista) me dijo: “Ten presente que este hombre es otro hombre. No actúes con él como con tu marido. Cada persona es diferente. Cada relación es diferente y el punto está en vivir el presente. No le nombre mucho a Antonio. Él ya lo sabe, de modo que no intoxiques la relación con tu pasado”.
Al decirme esto me di cuenta que tenía razón. Si quería ser feliz no podía vivir con el pasado presente. Necesitaba dejar el pasado en el pasado y enfocarme en mi vida actual. Cuando le dije a mi compañero lo que sentía me dijo que ya lo sabía. Sabía que entre nosotros había algo especial. Empezamos la relación poco a poco y comprendí que podía ser feliz.
En ése tiempo yo había visitado a varias videntes de Sevilla porque quería saber si mi marido estaba bien. Las videntes que visité eran auténticas y todas me dijeron lo mismo: “¡Tu marido está contigo y quiere que seas feliz! Quiere que dejes de sufrir y que no te culpes por ello. Nadie tiene la culpa de su muerte. Simplemente se le acabó el tiempo y ahora está en el reino espiritual. Aferrarte al pasado no es bueno para ti ni para él. Debes dejarlo marchar porque si no lo haces no avanzaréis ninguno”.
Esto es lo que me dijeron las videntes. Y de alguna manera yo sabía que era cierto. Si mi marido estuviera vivo, seguramente me habría regañado por estar tan triste y sola. Seguramente me había dicho: “cariño, así no te quiero ver”.
A pesar de que yo lo sabía, sentía que debía hacer algo más para sanarme y ser feliz. Para hacerlo practiqué los ejercicios del Agua que me recomendaste. Hice los baños de Rosas, las meditaciones y los rezos. Después de esto hablé con la familia y mis hijos y decidí que las cenizas de papá debían de liberarse. Aunque al principio mis hijos no querían hacerlo, comprendieron que era lo mejor, pues aferrarse a ellas no era bueno para nadie.
Para hacerlo reservé una comida en el restaurante favorito de mi marido. Me llevé las cenizas conmigo en un bolso y las puse en la silla como señal de despedida. Ésa cena era para decirle adiós y desearle buen viaje. Después de la comida fuimos a pasear y arrojamos las cenizas al Guadalquivir. Al hacerlo sentí que soltaba el alma de mi marido, y el dolor que había sentido por su pérdida. También arroje el ánfora al agua y volvimos a casa tranquilos.
Después de hacer esto puse un ramo de flores blancas en el mueble donde estaba el ánfora y quité su foto. La guardé en el álbum y sentí que algo se había sanado. Ya no sentía dolor porque sabía que su alma estaba bien. A pesar de que ver sus fotos me ayudó al principio, entendí que guardarlas era necesario para sanar. Opté por guardarlas en el álbum y esto me hizo bien. De vez en cuando las miraba, pero ya no dominaban mi mente.
Durante los meses siguientes hablé con mi cuñada y le conté lo que estaba haciendo. Ella era una mujer moderna y comprensiva y sabía perfectamente que yo necesitaba ser feliz. Aunque yo no estaba preparada para meter en casa a otro hombre, sí que lo estaba para empezar una nueva relación. Desde entonces habían pasado diez años y era el momento renacer.
Semanas después de hacer esto tuve un sueño y en él apareció mi marido. Lo vi sonriente, tranquilo y feliz. En el sueño yo me acerqué a él y le di un abrazo. A pesar de que en el sueño yo sabía que estaba muerto, no hablé con él de mi relación, simplemente lo vi y sentí mucha paz. Después del sueño lo vi subiendo por una escalera y en pocos minutos desapareció.
Sé, que este sueño significa que él ha subido de nivel. Significa que ha ascendido y eso me da mucha felicidad. Creo que ha estado aquí conmigo hasta que yo me curara, y le doy las gracias por ello. El amor de mi vida ha sido él y siempre lo será. Seguramente cuando muera vendrá a recogerme, porque lo nuestro fue especial. Sin embargo yo sigo en la Tierra y necesito vivir.
He practicado el ritual para cerrar etapas y me he sentido de maravilla. Ha sido como un reconocimiento oficial de nuestra evolución. El hecho de despedirme oficialmente de mi marido me ha dado alas de nuevo. Ahora estoy preparada para ser feliz. Puedo enfocarme en mi presente y avanzar hasta que el destino lo permita.
-Caso real modificado para mantener el anonimato de la persona-
CONSEJOS PARA CERRAR CICLOS
Acepta tu historia y permite que la vida siga fluyendo.
Conéctate a tu “Yo Sabio” y deja que él tome el control.
Agradece tu experiencia (no todos han vivido tanto).
Habla con personas con las mismas experiencias.
Busca en Internet casos similares.
Si te encuentras mal acude al doctor o al terapeuta.
Acepta que aquello ya pasó.
Permítete vivir en el presente.
Permítete ser feliz ahora.
Sabio y Bendito seas
El Brujo Shiva