115. EL BAÑO DE LAS 7 ROSAS

  EL BAÑO DE LAS SIETE ROSAS

Una Limpieza que te colma de Amor
A menudo recomiendo a mis clientes darse baños de Rosas para limpiar su campo energético y restaurar sus emociones felices. Las Rosas tienen grandes poderes sanadores y bien utilizadas nos ayudan a llenar nuestro corazón con la vibración del amor. Si después de pedir perdón y sentirlo en tu interior quieres que tu Aura se armonice, prepara este baño:
Tiempo adecuado: En cualquier momento
Duración: el tiempo que necesites
Elementos Necesarios:
7 Rosas Frescas
Sal Bendita
Procedimiento:
1. Compra 7 Rosas frescas y prepara un baño relajante.
2. Llena la bañera con agua caliente y añade un puñado de sal.
3. Toma los pétalos de las Rosas y añádelos al agua.
4. Cuando el agua esté lista, entra en la bañera y relájate.
5. Utiliza jabón si lo deseas y disfruta de ése baño sanador.
6. Cuando estés relajado, toma los pétalos de Rosas como si fueran una esponja y restriégalos por tu cuerpo. Hazlo despacio, dejando que el amor divino actúe en tu corazón. Aprieta las Rosas para que suelten su esencia y restriégalas suavemente por tu pecho. En el corazón tienes el centro de tu alma y ahí es donde el amor divino vibra.
7. Inspira profundamente y siente el aroma de las Rosas. Con la ayuda de la imaginación visualiza que absorbes su poder sanador. Imagina que su poder es como una nube de color rosácea que sale de los pétalos y entra en tu cuerpo. Siente que su energía entra a través de tu corazón. Inspira profundamente y deja que la energía sutil y amorosa forme parte de tu ser. Vuelve a restregar las Rosas por tu cara y siente la esencia agradable de la divinidad.
8. Permanece en el baño media hora aproximadamente. Cuando sientas que el baño ha terminado, levántate y dúchate como de costumbre.
9. Sécate y sal de la bañera. Vístete con ropa cómoda y utiliza algún perfume que te haga sentir feliz.
10. Una vez vestido y vacía la bañera, recoge los pétalos de Rosas y arrójalos a la basura.
Consejo: repite este baño cuando lo sientas necesario. Hazlo cuando te sientas cargado o notes energías negativas. Las Rosas son muy purificantes y tienen el poder de liberar el Aura de pensamientos negativos. También descargan el Aura de Larvas Astrales, Espíritus Oscuros y otras maldades.
La idea de bañarte con Rosas no sólo reside en su capacidad purificadora. Si te bañas con Rosas y lo haces sabiendo que es un regalo de amor que te concedes a ti mismo, permites que su energía sanadora entre en ti. Aceptas la vibración del cariño y eso hace que tu interior resuene con la energía del amor.
A menudo pongo Rosas en el altar como símbolo del amor divino. El hecho de ponerlas en el altar y verlas, me recuerda que el Espíritu es una energía emanante de amor puro, incondicional, y tu alma también tiene ese amor en su interior. Muchas brujas y sacerdotisas de la Diosa colocan Rosas en su altar para recordar esta idea. Si te acostumbras a poner Rosas en el altar (y no importa el color que escojas) elevarás tu vibración y sin darte cuenta conectarás con el Alma de la Naturaleza.
Poner Rosas en el altar es un símbolo de amor. Cada vez que cortas las hojas, cambias el agua, desechas las flores muertas y las repones, estás afirmando que tu mundo emocional te importa. Estás ocupándote de tus sentimientos de manera positiva y eso ayuda a que tu energía se armonice.
Si por alguna razón te sientes mal con tu cuerpo (porque estás enfermo, has engordado o lo trataste mal en el pasado), el baño de Rosas también puede ayudarte a mimarlo. El cuerpo físico es el templo del alma y aprender a cuidarlo también forma parte de tu sanación interior.
A menudo las personas que han llevado una mala vida notan que su cuerpo ha envejecido más de lo normal y al mirarse en el espejo se sienten más viejos de lo que son en realidad. A veces incluso tienen más ojeras de lo normal, andan cabizbajos y su piel ha perdido elasticidad. Los disgustos, la falta de descanso o la vida nocturna les llevó a desgastar su cuerpo de mala manera y esto terminó afectando su salud.
Cuando las personas se perdonan así mismas y empiezan a comprender que otra forma de vida es posible, empiezan a cuidar su cuerpo también. El cuidado físico es una forma de aceptar que el amor divino está contigo, y si te sientes identificado con esto deberías empezar a bañarte con Rosas.
Bañarte con Rosas te hace ser partícipe de la sanación interior. Si después de bañarte te sientes feliz y merecedor del amor, puedes extender tu cuidado a la ropa que uses, a las cremas que utilices, a la comida que ingieras y las bebidas saludables que tomes. Si comprendes que tu cuerpo merece mimos igual que tu alma, lo que empezó con un baño quizás termine en un tratamiento de belleza, una suscripción a Yoga o a cualquier otra terapia que te ayude a estar más sano.
Cuando comprendes que todo está interconectado en la vida, te das cuenta que ser bruja no sólo es practicar rituales o encender velas. Es un proceso de reformación interior que te ayuda a transformar tu vida por completo. La gracia de formarse como bruja y aprender los antiguos misterios está en entender que todo está unido a nivel energético. Cuando comprendes esto te da das cuenta que lo que hagas a nivel físico, mental, emocional o energético, afecta igualmente al resto. Los seres humanos somos seres multidimensionales. Tenemos varios “cuerpos” al mismo tiempo y atenderlos todos forma parte de la sanación.
Así pues, ¿porqué no bañarte con Rosas?
Hazlo y observa cómo se desarrolla tu vida.
Consejo: si la idea de bañarte con Rosas te gusta, te recomiendo cultivar Rosales en casa. Yo tengo la costumbre de cultivarlos en la terraza porque las utilizo muchísimo. El hecho de cuidar los Rosales, recoger sus pétalos, incluirlos en mis fórmulas y trabajar con ellas, me ayuda a recordar que la base de toda transformación está en el amor. Cultivar Rosas también te da la ventaja de no tener que comprarlas y si aprendes a hacerlo verás que tu forma de pensar se eleva.
MÁS AYUDAS PARA PERDONARTE A TI MISMO
Transforma el pasado en tu mente
Otro ejercicio que puedes hacer para aprender de los errores y sentirte mejor contigo mismo, consiste en realizar una meditación que te ayude a transformar las emociones que sientes cuando recuerdas las faltas del pasado. Si notas que tu mente es muy inquieta y tiende a recordar los fallos cometidos, practica este ejercicio durante siete días seguidos.
1. Siéntate en un lugar cómodo y relájate.
2. A continuación, piensa en aquello que hiciste mal y que desearías cambiar.
3. Recrea en tu mente el error que cometiste y piensa en lo que te hubiera gustado hacer. Si por ejemplo insultaste a alguien, visualiza la misma escena, pero en lugar de cometer ése error, imagina que no lo haces. Imagina que te marchas sin dañarle o que hablas con la persona y le cuentas el problema (en lugar de criticarle). Hazlo concentrándote en la escena y reaccionando como que te gustaría que hubiera ocurrido. Acepta que otra forma de actuar fue posible y ponte en situación.
4. Cuando lo consigas, visualiza que la persona es feliz, y siente que tu acción es correcta para los dos.
5. A continuación visualiza que llueven pétalos de Rosas como si fueran bendiciones de amor. Siente la energía del amor cayendo en tu interior y en la persona. Estos pétalos divinos aportan paz, sanación y perdón. Si notas que tus emociones se agudizan por el recuerdo, vuelve a concentrarte en la escena que te gustaría que hubiera ocurrido.
6. Cuando consigas elevar la vibración, repite en tu mente una frase sanadora. Por ejemplo:
Yo Soy la Paz Divina en Acción
Aportando Felicidad a todos los seres
Tú te mereces lo mejor
Yo me merezco lo mejor
Las bendiciones divinas descienden
Colmando nuestras almas de Amor
7. Repite la oración en tu mente para que la energía se concentre. Cuando sientas que la visualización se esfuma, da por terminado el ejercicio.
8. Repite el ejercicio durante siete días seguidos centrándote en la actitud que te hubiera gustado. Hazlo desde la calma, sin juzgarte a ti mismo y sin recrearte en las excusas.
Practicar esta meditación bajo la consciencia que tienes ahora, te ayudará a ver los fallos y a perdonarte a ti mismo. Si constantemente te recreas en los errores, haz el ejercicio para tomar el control de tu mente. Visualiza que actúas de otra forma. Invierte la situación en tu mente y haz que te sientas orgulloso de tus acciones.
Aunque esta meditación pueda parecerte una ilusión, en realidad puede ayudarte muchísimo a elevar tu vibración y a acelerar la sanación interior. Saber que en tu interior hay sabiduría, es de vital importancia para que el equilibrio en tu corazón se restaure.
El ejercicio también puedes aplicarlo para sanar el daño que te causó otra persona. Si estás sufriendo mucho porque alguien te traicionó y no paras de sentirte mal porque no supiste verlo, recrea la escena y visualiza cómo reaccionarías sabiendo lo que ahora sabes. Ponte en situación y pregúntate:
¿Si pudiera volver a vivir aquella experiencia, cómo actuaria?
¿Cómo reaccionaría a sus acciones, palabras o mentiras?
¿Qué haría?
¿Me alejaría de la persona o actuaría de otra forma?
Para que el ejercicio resulte sanador, necesitas mantener la calma y no dejarte llevar por el dolor. Una forma de recordar el error sin sentirte mal, consiste en conectar con tu “Yo Sabio” y dejar que sea él el que actúe. Si al recordar la escena te sientes “ignorante”, “ingenuo” o “torpe” -por tu actitud-, respira profundamente y conecta de nuevo con tu alma. Visualiza que reaccionas de forma sabia -sin agresión alguna-. Hazlo para sentirte orgulloso y termina el ejercicio.
Te diré, que más de una vez he practicado este ejercicio para sanar mis heridas emocionales y he comprobado que funciona. Cuando era adolescente y vivía en el pueblo, descubrí que un amigo me traicionó de mala manera. Los dos estábamos aprendiendo ocultismo y él hacía de intermediario entre su maestra y yo.
Cuando venía de ver a su maestra me contaba historias que en realidad no eran ciertas. Si su maestra le aconsejaba algo, él cambiaba la información a su conveniencia para aprovecharse de la situación. Cuando conocí a su maestra en persona me dijo que mi amigo me estaba engañando. Me dijo que no me fiara de él porque no era lo que aparentaba. Al decirme esto me puse en guardia y empecé a cuestionar cada cosa que me decía.
Cuando él me decía algo, llamaba a su maestra para saber si era cierto. Al hacerlo comprobé que efectivamente él manipulaba la información a su conveniencia. Al descubrirlo se lo dije, pero automáticamente lo negó. Para cortar la situación le dije que lo mejor era dejar nuestra amistad y seguir cada uno por su lado. Al hacerlo me sentí dolido y estúpido por no haberlo descubierto antes.
Después de este desengaño yo seguí con mi vida y continué mi formación esotérica. Aunque yo estaba centrado en mi propia vida, de vez en cuando mi inconsciente me traía a la memoria nuestra “amistad” y me sentía ignorante. Al darme cuenta de que mi herida no estaba curada, empecé a realizar meditaciones de sanación y perdón.
Además de hacer los ejercicios que te he enseñado aquí, también hice esta visualización del pasado sanado. Cuando recordaba la experiencia sin querer pensaba:
¡Qué tonto fui!
¡No tenía que haberme fiado de él!
¡Tenía que haberme alejado desde el principio!
Ya sé que el problema en realidad no era mío, pues fue él, el que no valoró nuestra amistad, pero sin querer yo pensaba en el problema. Para sanar el recuerdo doloroso y sentirme mejor hice el ejercicio de la visualización durante siete días. Visualicé nuestro primer encuentro y en lugar de dejarme engañar por él, imaginé que yo seguía con mi vida feliz. Para evitar sentimientos negativos centré mi atención en proyectar amor espiritual en forma de lluvia de Rosas. En la primera meditación lo imaginé ante mí, lo miré a los ojos, pero no pude sentir nada bueno por él. Sentía indiferencia, enfado y rencor. Al terminar la meditación sentí que no había funcionado. Yo sabía que en una primera sesión la herida no se sanaría, de modo que continué practicando el ejercicio. Conforme pasaron los días empecé a sentirme más tranquilo. El hecho de concentrarme en la escena y conectar con mi “Yo Sabio” me hizo entender que si quería sanar debía afrontar la verdad, apostar por el perdón y desearle lo mejor. Al fin y al cabo, esta era la única forma de sanar mi corazón.
Cuando llegó el día cinco de la meditación, algo cambió en mi interior. Ya no sentía dolor, ni rabia por él. Tampoco me sentía ignorante, ni estúpido. Simplemente sentía paz. Al practicar la meditación pude visualizarlo de nuevo y recitar la oración de forma sincera. Cuando pensé en la frase “Tú te mereces lo mejor” sentí que era sincero y pude generar emociones de felicidad. Esta sensación me hizo entender que el ejercicio había funcionado. Cuando terminé el septenario me sentí mucho mejor, descargado y en paz. Hacer esto durante una semana me ayudó a sanar ésa herida interna. Aunque la visualización no cambiaría el pasado, sí que me ayudó a sanar el recuerdo doloroso. Ahora cuando recuerdo aquella experiencia lo hago sin dolor. Al haberme enfrentado a aquel daño que sentía, mi estanque pudo sanar y fluir de nuevo con la vida.
Con los años descubrí que la vida de este muchacho había sido un infierno, pues su forma de pensar y actuar le había causado muchísimos problemas. Debido a su falta de honradez tuvo problemas jurídicos, económicos y familiares. Por lo visto la tendencia a mentir era visceral en él, y no sabía actuar de otra forma. Mentía a sus padres, hermanas y clientes. Y con el tiempo se quedó absolutamente sólo.
Esta experiencia me enseñó que no todo el mundo es sincero ni busca lo mejor para ti. Aunque yo me sentía mal por no haberme dado cuenta antes, lo cierto es que sanar mi estanque fue lo mejor que pude hacer para no acumular resentimientos y avanzar en mi vida.
A veces las relaciones amistosas, laborales o sentimentales nos provocan daño y si no actuamos con rapidez el dolor puede ser insoportable. Sé que mi historia no tiene mayor trascendencia, pero quería contártela para que sepas que la meditación también puedes hacerla para sanar tu estanque, liberar ésos recuerdos dolorosos y adquirir más sabiduría.
Cuando hoy en día mis clientas me cuentan hechos dolorosos, sufrimientos pasados y errores de los que se arrepienten, les aconsejo que hagan esta meditación y se visualicen así mismas actuando de otra manera. Si consiguen entrar en un estado de paz y declarar amor para ambas partes, entonces la sanación se produce. Y al sanar la herida el dolor desaparece.
Cuando sanas tu corazón del dolor, puedes recordarlo mentalmente como una vivencia, pero ya no te duele. No se agarra el dolor a tu corazón. Ya no te afecta, porque ahora sólo es un recuerdo. Ahora puedes recordarlo sin sufrirlo de nuevo, porque ya no hay resentimiento en ti.
Todo perdón supone cierta conclusión, que significa poner fin a los problemas, sanar, olvidar. Si tenemos asuntos inconclusos, cada vez que pensemos en una persona o circunstancia determinada surgirán el conflicto y la intranquilidad interiores. ¿Te enfadas automáticamente o te sientes culpable cuando piensas en ciertas personas o circunstancias? Este es un modo seguro de saber si quedan problemas no resueltos .
Robin Casarjian
Sabio y Bendito seas
El Brujo Shiva
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