EL PODER DEL AUTOPERDÓN
La generosidad del Alma
Cuando confesamos nuestros fallos ante la Diosa y descargamos nuestra psique (a través del Agua), la sanación comienza a producirse en nuestro estanque.
Desde el punto de vista psicológico el perdón es una herramienta de alto poder sanador. Nos ayuda a liberar nuestro interior del malestar que sentimos al recordar nuestros fallos. También nos permite tomar consciencia de la situación y mejorar nuestro comportamiento.
Existen dos formas de perdón: el que te conceden los demás y el que te concedes a ti mismo. El perdón de los demás viene de fuera. El autoperdón viene de dentro.
Si estás leyendo esto y la palabra “perdón” te causa rechazo, necesitas entender lo que significa realmente el perdón y comprender su verdadero significado.
Perdonar no es justificar los actos.
Perdonar no es dar la razón.
Perdonar no es poner excusas.
Perdonar no es autoengañarse.
En esta lección vamos a abordar el tema del perdón. Y para empezar vamos a hablar del autoperdón. Cuando confesamos los errores ante el caldero de la Diosa lo hacemos para vaciar nuestra psique, tomar consciencia de nuestros fallos y mejorar. No lo hacemos “para cumplir”, “para quedar bien” o para “tener más poder”. Lo hacemos para sanarnos y evolucionar como espíritus vivientes.
Cuando te perdonas a ti mismo estás despejando el flujo de energía para que la luz ilumine de nuevo tu estanque. Estás reconociendo tus fallos para que la luz interior restaure tu error y puedas alcanzar la armonía. Obviamente el autoperdón no funciona si lo haces para volver a caer en los mismos errores o como excusa para volver a dañar. Funciona sólo cuando eres sincero contigo mismo, cuando centras tu mente en mejorar y te comprometes a ser la mejor versión de ti mismo.
Muchas personas tienen resistencias a la hora de confesar sus errores y se perdonan así mismas de manera fugaz. Esto en realidad no ayuda, porque si lo haces de ésa manera (deprisa y corriendo) el trabajo terapéutico no funciona. Trabajar el autoperdón consiste en mirarse en el espejo y comprender que más allá de nuestros errores, existe algo divino en nosotros. Además de tener sombra, los seres humanos también tenemos luz. Y ésa luz es la porción del Espíritu que está en nosotros.
Para perdonarte a ti mismo necesitas aceptar que los errores forman parte de tu historia. Ellos forman de tu viaje evolutivo. Forman parte de tu experiencia vital. Si estás en la Tierra y has cometido errores es precisamente porque tu alma decidió venir, experimentar la vida terrestre y aprender. Aunque es normal sentirse mal ante los fallos, vergüenzas, mentiras y traiciones cometidas, no puedes quedarte ahí. Si quieres avanzar necesitas perdonarte y liberarte.
Perdonarte a ti mismo significa:
Solar el rencor que tienes contra ti mismo.
Recordar que a pesar de todo mereces amor, salud, abundancia y felicidad.
Recordar que tu alma sigue siendo pura.
Saber que todavía eres digno del paraíso divino.
Muchas personas se atormentan constantemente al recordar los errores cometidos. Cuando piensan en su pasado y comprenden el fallo, se dañan a sí mismas, y esto, en lugar de sanar, empeora la situación. Los terapeutas saben muy bien que los pacientes que constantemente recuerdan sus errores, tienen menos posibilidades de sanar y salir adelante, que aquellos que siempre los recuerdan.
Si cometiste un grave error en el pasado y te has corregido, no puedes centrarte constantemente en la herida. Necesitas enfocar tu mente en la sanación porque si recuerdas continuamente la caída, no avanzarás. Te encerrarás en un bucle mental de culpa y dolor, y ésa vibración enturbiará aun más tu energía.
El autoperdón es una actitud ante la vida.
El autoperdón es una opción que tú mismo decides escoger.
El autoperdón es una forma de sanar tu interior y tu mundo social.
El autoperdón te hace mejor persona.
Las personas que saben perdonarse a sí mismas, saben que hacerlo es absolutamente necesario para dar un paso más en la curación de su estanque. Tienen claro que los errores existen, pero auto flagelarse no beneficia a nadie. Recrearse continuamente en la culpa, el rencor, la rabia y el dolor, no eleva la mente y mucho menos el alma.
¿Pero cómo hacerlo?
¿Cómo auto perdonarse si tú mismo sabes que te has portado mal?
¿Cómo encontrar en tu interior ésa luz interior que te permita liberarte?
La clave para autoperdonarte consiste en elevar nuestra consciencia y conectar con el “Yo Sabio”. Cosiste en recordar que dentro de ti existe un ser sabio capaz de ayudarte a mejorar. Cuando te conectas a esa parte de ti mismo que es sabia y amorosa, el autoperdón se produce.
Perdonarte a ti mismo es posible cuando vas más allá de los juicios, valoraciones, percepciones y visiones que te ofrece tu “Yo Lógico”. Si cometiste un error que generó un malestar en otra persona y sabes que eres el responsable, tu “Yo Lógico” entenderá que debes recibir un castigo o compensar a la persona en la misma proporción del daño causado. Si eres justo tu lógica te dirá que así has de actuar y tratarás de remediar el daño.
Esta ley igualitaria se conoce en nuestra cultura como la “Ley del Talión”. La Ley del Talión dice que si yo te robo una oveja, tú puedes robarme otra. Si yo daño a tu hijo, tú puedes dañar al mío. Y si yo te hago daño, tú puedes hacérmelo a mí. Esta ley es una ley de igualdad y su origen es antiquísimo. Aunque la mayoría de las personas piensan que esta ley es hebrea, en realidad es sumeria. En el Código de Hammurabi ya se registra esta ley, y viene a enseñarnos el principio de justicia cívica. Este principio jurídico nos enseña el castigo equitativo que se ha de aplicar en caso de cometer un crimen, robo, violación, deshonra, etc.
A nivel humano y cívico la Ley del Talión funciona porque pone orden en la sociedad. Sin algún tipo de orden la convivencia se convierte en un caos. La sociedad necesita ley y orden para vivir, porque si no lo tiene, el caos nos gobierna.
El problema está, en que esta ley no nos permite ir más allá de la justicia. No nos deja sanar el error ni evolucionar como almas encarnadas. Si te centras únicamente en el cumplimiento de la ley, generas un bucle mental de error-castigo, error-castico, que dura por toda la eternidad. Si te equivocas al cometer una acción, sabes que el castigo llegará, lo esperas porque la ley así lo dicta. Cuando llega el castigo te sientes herido, dañado, dolido. Y ésa herida provoca de nuevo sentimientos oscuros en tu interior. Los sentimientos oscuros generan ideas de venganza y esto hace que el bucle mental se mantenga constantemente.
La Ley del Talión es fría, dura, matemática. Para ella no existe la compasión, el perdón ni el amor. Seguirla puede ayudarte a poner orden en el mundo, pero no te deja sanar el alma. Si te aferras a ella y te guías sólo por el ojo por ojo, no evolucionarás.
Lo bueno del asunto es que por encima de esta ley se encuentra otra ley más elevada y sagrada, que es la “Ley del Perdón”. La Ley del Perdón es una enseñanza espiritual vinculada a la liberación de las almas. Busca sanar el interior en lugar de culpar al causante. Cuando aplicamos la Ley del Perdón, estamos centrados en sanar nuestro dolor, corregir nuestros fallos y sellar la paz.
La Ley del Talión está gobernada por tu “Yo Lógico” y se centra en la justicia, en el castigo, en la condena. La Ley del Perdón en cambio está gobernaba por tu “Yo Sabio” y se centra en la sanación, la paz y el amor. Ambas leyes vibran dentro de ti, y dependiendo de la que tú decidas aplicar, así sucederá.
Si decides castigarte a ti mismo por los errores cometidos, tu “Yo Lógico” te controlará. En cambio si tomas consciencia del error, decides cambiar y te centras en el perdón, tu “Yo Sabio” regirá la situación.
Si quieres dar un paso más en tu evolución, limpiar tu mente y sanar tu corazón, necesitas cultivar el perdón. Si confesaste tus errores ante el Agua de la Diosa y te sentiste en paz, ahora es el momento de aprender a perdonarte a ti mismo como si fueras un ser divino que te concede la indulgencia plenaria.
¿Pero por qué debo perdonarme?
¿Por qué debo hacerlo si sé que soy culpable?
¡Porque si no lo haces no elevarás tu alma!
Cuando no te perdonas a ti mismo tu psique se mantiene en una vibración de miedo. Este miedo atrae el castigo y si no cambias de vibración ciertamente te ocurrirán cosas malas. vCuando las personas no reconocen sus fallos y no se perdonan a sí mismas, vibran constantemente en la culpa y el miedo. Al hacerlo su cerebro genera unas ondas súper sensibles de baja frecuencia. Estas ondas atraen más de lo mismo a su vida, y por “Ley de Semejanza” (Ley de Atracción) su vida se convierte en un auténtico infierno. Van de mal en peor, se rodean de personas tóxicas y eso genera una espiral negativa de involución constante.
Adoptar el papel de víctima merecedora de castigo no te permite evolucionar. Tampoco ayuda a nadie y encima a nivel energético atrae a seres del Bajo Astral. Si te portaste mal con tu madre, con tu marido, tus hijos o tus vecinos, y ahora has tomado consciencia, te has arrepentido y quieres mejorar, dañarte a ti mismo no es la solución. La verdadera solución es aprender de la experiencia, corregir los errores, fortalecer tu voluntad para no repetir y afianzar tu corazón en el amor.
Si te cuesta perdonarte a ti mismo piensa que todos los seres humanos cometemos errores. Todos nos equivocamos de vez en cuando. Nadie en este mundo es perfecto y aceptarlo puede ayudarte a sanar tu corazón. Si al tomar consciencia de tus errores te tratas a ti mismo con dureza, rigidez o demasiada disciplina, te alejarás de nuevo de la vibración del amor y eso endurecerá tu corazón. En cambio si fortaleces tu mente para no volver a caer y comprendes que eres digno de perdón, felicidad y amor, fortalecerás tu interior y elevarás tu vibración.
El autoperdón es una herramienta de lo más sanadora en nuestras vidas. Puede ayudarnos a mejorar y a sanar muchos problemas personales. Hace unos años conocí a un chico que tuvo problemas con las drogas. Se había criado en una familia normal pero emocionalmente se sentía poco valorado por su padre. A pesar que de que su hermana no sentía ésa carencia emocional, él sí la sentía y pensaba que era “poca cosa” para su padre. Su padre era muy exigente y eso le hacía ser poco cariñoso con sus hijos.
Cuando este chico llegó a la adolescencia empezó a coquetear con las drogas. Aunque él era inteligente, empezó a relacionarse con personas de su misma frecuencia y en pocos años se hizo esclavo de ellas. A diario consumía todo tipo de sustancias y eso generaba en su mente un auténtico bucle mental. Su madre sufría muchísimo por él y su padre no hacía más que sermonearle. A pesar de todo, el chico no supo salir de la situación y acabó en la cárcel.
Cuando salió de la cárcel ya no era el mismo. La alegría que tenía de adolescente ya no la tenía en su mirada y su rostro se veía triste y oscuro. A pesar de que en la cárcel lo trataron bien y pudo hacer terapia, ya no era la misma persona. Se sentía culpable, miserable, indigno de cualquier bendición. Para incorporarse en la sociedad hizo terapia de integración social. Los psicólogos le recomendaron cambiar de amigos, cultivar los estudios y concederse el permiso para empezar de nuevo. Él tomó consciencia de la situación. Se dio cuenta que había provocado muchísimo daño a sus padres y a él mismo especialmente.
Para encontrar la fuerza necesaria y empezar de nuevo, pidió perdón a sus padres por el daño causado y a su hermana. Ellos lo perdonaron porque lo amaban y sabían que lo necesitaba. Sin embargo, interiormente se sentía culpable constantemente y el recuerdo de sus fallos le impedía ser totalmente feliz.
¡Cómo he desperdiciado mi vida! -se repetía continuamente-.
Cuando vino a verme y me contó la historia, le dije que en la terapia le faltaba el punto clave. Le faltaba perdonarse a sí mismo. Le expliqué lo que era realmente el autoperdón y lo que no era, y le di algunas pautas para que pudiera llevar su vida con dignidad. Al principio le costó seguir los ejercicios, pero como quería ser feliz lo intentó.
Hablar de su pasado fue la primera parte de la terapia, pues si quería sanar de verdad, debía vaciar su estanque por completo. Después de hacer los ejercicios del Agua, y reconocer sus emociones tóxicas pasó a la parte del autoperdón. Al hacerlo, se sintió esperanzado y comprendió que en realidad, lo qué el pedía era amor. Interiormente necesitaba el amor de su padre, su aprobación y cariño. Al no tenerlo buscó fuera lo que faltaba dentro y eso le llevó a las drogas. Al comprenderlo, se dio cuenta que en realidad, era un ser altamente sensible, pero su falta de amor y autocontrol le llevó por mal camino. Al analizarse así mismo descubrió que en realidad, necesitaba conectar con su ser interno, fortalecerse emocionalmente y aprender a dirigir su vida de manera sana.
Para ayudarle en los peores momento le recomendé imprimir tarjetas con palabras clave que debía repetirse así mismo cuando su mente le atormentara. En varias tarjetas escribió:
“Soy un ser amoroso”
“Soy responsable de mi vida”
“Me permito ser feliz”
“Merezco perdón y una nueva oportunidad”
“Cada día mejoro mi vida”
“Actúo cada día con dignidad”
“La Luz del Espíritu sigue brillando en mí”
Antes de dormir y nada más levantarse repetía estas afirmaciones para positivizar su mente y sanar su corazón. También las repetía a lo largo del día cuando se sentía infeliz. Conforme pasaron los meses empezó a reconstruir su vida. Se centró en el trabajo, hizo varios cursos de formación y su vida cambió por completo. Aunque no fue un trabajo fácil, su actitud inclinó la balanza hacia la sanación. Hoy en día es un hombre que supera los cuarenta, pero su vida es totalmente diferente. Como sanó su dolor interno y decidió perdonarse, ahora puede hablar abiertamente de su historia sin dañarse por ello. Su mirada es lúcida, su corazón está en paz y su vida se dirige por el buen camino.
Perdonarse a uno mismo es probablemente el mayor desafío que podemos encontrar en la vida. Básicamente es un proceso de curación interior, amor y aceptación. Cuando te perdonas a ti mismo y decides mejorar, la transformación energética sucede en tu interior. Si encima haces autoanálisis para saber porqué te sientes mal, entonces la curación es posible.
Si de verdad quieres mejorar en la vida y evolucionar, necesitas ser sincero contigo mismo y perdonarte. Necesitas dejar atrás las aguas negras que enturbiaron tu estanque y abrirte a las aguas claras de la felicidad. En el caso de este chico, el punto de salvación fue inclinar la balanza hacia la nueva vida que podía tener. Pensar constantemente en el error y culpabilizarse a diario no ayudaba en absoluto. En cambio centrarse en la construcción de un nuevo estado, sí.
EL AUTOPERDÓN TE AYUDA A AVANZAR
Y puede salvar muchas vidas
Cuando te perdonas a ti mismo y lo haces sabiendo que eres digno del amor, dejas de recrearte en el pasado doloroso. Si cometiste un grave error y ya no puedes hacer nada para arreglarlo, no puedes recrearte constantemente en la culpa. No debes hacerlo porque si lo haces, acabarás dañándote a ti mismo.
Conozco a varias personas que al sentirse culpables dejaron de comer, lesionaron su cuerpo y terminaron dañándose a sí mismas. Al no saber gestionar su malestar emocional, la culpa dominó sus mentes y esto hizo que tomaran decisiones fatales. Cuando nos sentimos culpables por algo y no encontramos la salida, nuestra mente puede jugarnos una mala pasada y optar por autolesionarse como forma de castigo. Si te has portado mal y sabes que lo has hecho, tu lógica te dice que mereces un castigo, y si este castigo no llega, entonces tú mismo puedes generarlo para soportar tu error. He conocido varios casos así, algunos trágicos y otros más soportables.
Hace unos años conocí a un cliente en graves apuros emocionales. Había cometido un robo en su adolescencia. Ahora que tenía treinta años y había comprendido el error, se sentía culpable por su pasado. Quería arreglar el problema pero en lugar de hacer buenas obras para compensarlo, empezó a dañarse a sí mismo. Pensaba que merecía un castigo y como no lo recibía empezó a dañarse en el brazo. Se hacía quemaduras con un mechero cuando los remordimientos no le dejaban en paz. A pesar de que el delito no era tan grave, él no podía soportarlo y se quemaba la piel como forma de castigo. Cuando me lo contó, me quedé sorprendido. No podía entender una reacción así, pero al ver que estaba en peligro intenté ayudarte.
Lo primero que le dije fue:
¿Acaso quemarte beneficia a alguien?
¿Es que el hecho de que tú sufras, aporta sanación a otros?
¡No!, -me dijo-.
¡Entonces deja de hacer eso por favor!
Esa actitud es malvada, egoísta y dañina. Sólo se centra en ti mismo y no aporta felicidad a los demás. Si en lugar de atacar tu cuerpo (que no es el causante) inviertes la acción, sanas tu interior y ayudas a los demás, te sentirás mejor contigo mismo y entenderás que dañarse no beneficia a nadie.
El chico entendió enseguida mi mensaje y dejó de dañarse. Aunque me costó convencerlo comprendió que autolesionarse no era más que una forma de darle salida a su estado emocional. Dañarse la piel expresaba en realidad que no sabía cómo relacionarse con los demás de manera sana, pues la piel representa tu relación con los demás. Cuando el remordimiento se hacía insoportable, él se dañaba para no sentir ese dolor interno a través del dolor externo. Esto en realidad le provocaba más dolor, y el bucle era insalvable.
Para sanar su interior le dije que hiciera los rituales del Agua y se comprometió a hacerlos. Después de la confesión, hizo varias donaciones de dinero de forma anónima a la persona que robó y eso le hizo sentirse en paz. Él sentía que de alguna manera debía compensar a la persona afectada, de modo que localizó su dirección y actuó. Después de hacer esto, practicó el ritual del autoperdón que estoy a punto de enseñarte, y en pocos meses su interior se equilibró.
Dañarte a ti mismo no ayuda en absoluto.
No aporta curación al otro ni mejora su vida.
En cambio cambiar de actitud y centrarse dar felicidad a los demás, sí.
RITUAL DE AUTOPERDÓN
El Perdón que viene del Espíritu
Una forma de perdonarte a ti mismo consiste en comprender que en aquel momento, hiciste lo que creíste que era oportuno. Si recuerdas un error fatal y ahora que eres consciente te atormentas por ello, piensa que en aquel momento no tenías la sabiduría ni la conciencia que tienes ahora. Quizás tus acciones no eran correctas, pero para tu forma de pensar de aquel entonces, sí. Desde entonces has aprendido mucho y si ahora ocurriera seguramente actuarías de forma diferente.
Autoperdonarte es posible cuando comprendes que más allá de tu sombra, también hay luz en tu interior. Es posible cuando a pesar del dolor que sientes, apuestas por la felicidad y la paz de tu alma. Todos los seres humanos tenemos luz en nuestro interior y la clave para autoperdonarse consiste en conectar con ella.
La luz interior que está dentro de ti, es una porción del Espíritu. Es tu chispa divina de tu alma y aunque pienses que tú no tienes ésa luz, en realidad sí que la tienes. Incluso las personas más malvadas del mundo la tienen. Esa luz es nuestra alma y si aprendemos a conectar con ella a través del amor, podremos perdonarnos y sanar nuestro estanque.
Después de haber confesado los errores ante el caldero de la Diosa, es el momento de pedir perdón por ellos para que nuestra psique se descargue. En este ritual vamos a pedir perdón por nuestros fallos. Vamos a hacerlo ante el altar, de modo que sólo necesitarás las herramientas del altar.
Tiempo adecuado: En cualquier momento
Duración: el tiempo que necesites
Procedimiento:
1. Ponte ante tu altar, relájate y practica “El Ejercicio de Enraizamiento”.
2. Enciende la vela negra y afirma:
Hágase la Luz en este altar
3. Enciende la vela blanca y di:
Que la Luz sea
4. Enciende la vela roja y el incienso.
5. Relájate y recita una oración que invoque la Ley del Perdón.
Oh Antigua Madre
Señora de las Aguas
Yo invoco ahora tu asistencia bienhechora
Para que me concedas la merced de tu perdón
Yemayá, Afrodita, Isis, María
Señora de los mil nombres
Escucha hoy mi oración y atiende mi llamado
Pido perdón por…
6. A continuación recita las faltas que has cometido y pide perdón por cada una de ellas. Atrévete a pedir perdón por ellas sabiendo que la Diosa te escucha. Si todavía conservas tu lista de faltas, utilízala para centrarte y pide perdón por ellas.
7. Cuando termines de pedir perdón, afirma:
Yo invoco ahora la Ley del Perdón y del Olvido
Para que el Amor del Cielo fluya de nuevo sobre mí
Que la Luz del Espíritu se avive en mi presencia
Y los errores sean liberados de mi ser
Oh Espíritu de la Luz
Padre y Madre de la Vida
Sana esta alma con tu eterno poder
Perdona mis deshonras, errores y equivocaciones
Haz que mi corazón brille con fulgor
Y que mi interior vuelva a ser libre
Sin daño alguno y por el bien común
Que así sea
8. Cierra los ojos y visualiza que una luz blanca y sanadora brilla sobre ti. Esa luz es la presencia del Espíritu que desciende para otorgarte el perdón y la paz que necesitas. Siente que la luz entra por tu cabeza, cuello, hombros y torso. Siente que todo tu cuerpo se ilumina y brilla restaurando la pureza original de tu ser.
9. Cuando sientas que la luz está contigo afirma:
Yo Soy el Espíritu de la Creación
Yo Soy el Alpha y el Omega
Yo Soy el Dios y la Diosa
La Luz Divina está junto a ti
Aportando su Gran Misericordia
10. Di tu nombre tres veces seguidas y afirma:
Te concedo el Perdón
Para que te liberes de todos tus errores
Te concedo el Perdón
Para que tu alma vuelva a ser libre
Te concedo el Perdón
Para que vuelvas a la pureza original de tu Ser
Te concedo el Perdón
Para que la felicidad gobierne tu vida
Bendito seas, ahora y siempre
11. A continuación recita una oración que te ayude a conectar con la energía del perdón procedente del Espíritu. Pon tus manos sobre tu corazón y afirma:
Yo Soy el Perdón aquí actuando
Arrojando las dudas y los temores
La Victoria Cósmica despliega sus alas
Liberando por siempre a todos los hombres
Yo Soy el que invoca con pleno en todo momento la Ley del Perdón
A toda la vida y a todo lugar, inundo la gracia del perdón
(3 veces)
12. Siente que la luz del Espíritu está dentro de ti y se afianza en tu corazón. Visualiza y siente su amor actuando en todo tu cuerpo. Cuando sientas su amor actuando en ti, respira profundamente y deja que la visualización se desvanezca.
El ritual ha terminado.
Consejo: si sientes la necesidad de repetir este ritual durante varios días seguidos, hazlo. Ocurre a veces que nuestra mente se ancla al sentimiento de culpa y para sanar y aceptar el perdón necesitamos acostumbrarla a ésa frecuencia liberadora. Si notas resistencias para aceptar el perdón, repite el ritual durante siete días seguidos. Cuando la energía sanadora actúe en ti, notarás que algo en tu interior cambia. Te sentirás más alegre y feliz y hasta es posible que notes tu rostro diferente.
Sabio y Bendito seas
El Brujo Shiva