CULTIVA TU HUERTO MÁGICO
Cultivar plantas en casa, es dar un paso más en nuestra conexión herbal. Es manifestar nuestra fe y apoyarla a través de un gesto físico que la afirma.
Cuando cultivamos plantas en casa estamos ejerciendo –en esencia- una práctica sagrada. Estamos colaborando con la vida y ayudando a que la Naturaleza se mantenga. Este trabajo nos conecta con el Espíritu, nos hace sentir las fuerzas naturales y nos pone de frente ante las leyes más mágicas.
Una de estas leyes es la famosa “Ley de Causa y Efecto”. Esta ley nos enseña que “lo que siembras recoges”, aunque a la hora de la verdad, es mucho más compleja de lo que aparenta.
Si plantas Pimientos en tu huerta y sigues la ley, no sólo has de sembrar para cosechar. Entre ésos extremos hay mucho espacio-tiempo para vivir y experimentar. Desde que siembras hasta que cosechas, van a aparecer un montón de desafíos que tendrás que resolver con astucia y sabiduría. Y lo que hagas (o no hagas) determinará el resultado de la cosecha.
Para empezar tienes que preparar la tierra, aligerarla, abonarla con un sustrato correcto y luego sembrarla. Después tienes que regarla de forma regular y esperar a que los primero brotes nazcan. Si el tiempo lo permite puede que surjan los brotes y ahí comienza otra fase del ciclo. Ahora tienes que protegerlos de los pájaros que intentarán comerse los brotes tiernos, por no hablar de los insectos que los atacarán.
Si una plaga de caracoles se acerca a tus matas, tendrás que buscar una idea ingeniosa para alejarlos –manteniendo el equilibrio del ecosistema-. Para esto puedes rociar polvo de café usado, alrededor de cada mata formando una franja protectora. También puedes usar ceniza de hoguera o mezclarla con cáscara de huevo molido. Estos métodos alejan a las babosas sin matarlas. Si lo que ataca a tus matas es el pulgón, entonces podrás pulverizarlas con agua jabonosa. Y si lo prefieres puedes usar agua de Ortiga, Ajo y Pimienta para rociarlas.
Encontrar soluciones efectivas es necesario si quieres cosechar Pimientos, pero las soluciones no deben destruir el resto del ecosistema. Si tu fe te dice que todo es sagrado, el debes ir con cuidado para que el bienestar global se sostenga. Y aquí nos damos de bruces con otra ley mágica:
“Mientras no hagas daño a nadie haz lo que quieras”
Esta ley es conocida dentro de la Wicca como la rede. Más que una norma ética auténtica, es un aviso disuasorio para que no hagas daño. Pero qué difícil ley…! Cuando la lees por primera vez suena bonito, pero a la hora de la verdad resulta confusa.
¿Hago mal protegiendo los Pimientos o matando a los caracoles?
Si la Naturaleza es sagrada, ¿cómo he de actuar frente a las plagas o intrusos que se acercan a mi huerto?
La ley dice que “mientras no hagas daño a nadie puedes hacer lo que quieras”. Pero ése “nadie” también incluye a los caracoles, larvas y babosas. De modo que aquí puedo encontrarme en una encrucijada moral por resolver.
¿Mato a las babosas o no las mato?
Si no lo hago ellas matarán las plantas y no podré comer Pimientos.
¿Qué se supone que debo hacer aquí?
Si te fijas en la Naturaleza y observas lo que misma hace, encontrarás la solución. La Madre Tierra mantiene el equilibrio entre todas las cosas, de modo que hallar el equilibrio global es la solución.
Los seres humanos también formamos parte de su ecosistema. Necesitamos usar los recursos para sobrevivir. Si en la naturaleza de la babosa está el instinto de comerse los Pimientos, en mi naturaleza también está el instinto de proteger mi alimento.
El instinto humano nos empuja a buscar soluciones prácticas que nos ayuden a sobrevivir. Nos ha acompañado durante más de dos millones de años. Encontrar un equilibrio entre nuestras necesidades y las ajenas, no es fácil, sobre todo cuando la necesidad lo demanda. Pero si abusamos de la Naturaleza, ella puede responder con un contragolpe para mantener el equilibrio general.
Cuando observamos la historia del planeta, descubrimos que la Diosa ama ante todo la vida. Ella actúa para que la vida se mantenga. Y si la acorralamos responde con una señal. Si prestamos atención a la señal podemos parar, observar el mensaje y rectificar. Pero si no lo hacemos perderemos.
Cuando los antílopes se envenenaron en Sudáfrica por comer demasiadas hojas de Acacias, estas actuaron para protegerse así mismas, del exceso causado por los animales.
Esto nos enseñó que todo ha de ser mesurado.
¿Quién tiene la razón aquí?
¿Los antílopes o las Acacias?
No podemos culpar a la Acacia por defenderse a sí misma. Tampoco a los pobres antílopes que necesitan saciar el hambre. Detrás de la historia está una enseñanza de equilibrio natural. Y mantener ése equilibrio es la clave de la salvación.
Cada especie viva que habita este planeta, busca sobrevivir y tiene el derecho a defenderse como pueda. El instinto de supervivencia es algo innato en la Naturaleza. Está presente en el león que se come a la gacela y en la vaca que se come la hierba. Cualquier ecosistema real, nos enseña que todo está interconectado y es interdependiente.
Puesto que la Naturaleza nos enseña que debemos vivir equilibradamente, ella misma nos da la solución. Alejar a las babosas del huerto es necesario, pero matarlas a todas perjudica el medio. Ésas babosas también se comen a los insectos y otras plagas intrusas. Esto no significa que a partir de ahora debas tomar una actitud demasiado simplista diciendo: “nunca mataré a una babosa” o “no mataré las langostas”. Si tu familia depende de los Pimientos que tienes y una plaga de langostas se acerca con el riesgo de perjudicar tu cosecha, tendrás que matarlas. En la naturaleza de las langostas está el instinto de devorar todo lo que pillan. Pero en el tuyo también está la idea de proteger a tu familia.
Si entiendes el concepto del equilibrio no tendrás problemas con las leyes mágicas. Tampoco te frenarás ante la moral que te ofrecen las personas alejadas de la Tierra. Las personas que viven en el campo y trabajan las huertas, tienen mucho que enseñarnos. No se van con milongas éticas por el uso correcto o incorrecto de la Tierra. Saben cuando tienen que sembrar y recorrer, porque la observación natural les da sabiduría.
Pasar tiempo en el campo te ayuda a liberarte de algunas ideas morales absurdas. Si vives un mes en una cabaña natural y observas la realidad de la vida, te darás cuenta de que los elementos se convertirán en fuerzas físicas reales. Ahora ya no son conceptos abstractos filosóficos, sino energías esenciales para tu supervivencia.
El fuego ha de mantenerse con la leña procedente de los árboles. El agua sale de la fuente y la comida que cultivas en el huerto es tu alimento. Tu supervivencia depende de tu conocimiento y de la interacción que tengas con ésas fuerzas. No hay mejor cosa para curar a un moralista que dejarlo vivir en el campo un mes, para que su mente se cure.
Esto lo digo primero por mí, y después por los demás. Cuando vivimos en el campo y sentimos estas experiencias aprendemos a liberar nuestra mente de conceptos irreales. Sembrar y Cosechar. Dos palabras llenas de enseñanzas vitales, filosóficas y mágicas. Entre los dos extremos se encuentra el verdadero camino iniciático que te curte iluminando tu consciencia.
Cada desafío que te encuentras en la huerta (o jardín) te pone a prueba para que aprendas a superarlos y recojas una lección. Y si los superas los frutos aparecen en tus matas y en tu espíritu.
Cuando aparezcan los primero frutos en las matas, pasas a otra fase de conocimiento. Ahora debes proteger los frutos de aquellos que quieran comerlos o robarlos. Tienes que aprender a proteger tu cosecha, esperar a que madure, y luego recogerla para disfrutar los frutos y compartirlos.
Aprender a darle salida a tus frutos es la tercera parte. Ya si no sabes hacerlo se pudren. Las cosechas no son atemporales, de modo que necesitas encontrar una forma de usarlos. Si nadie valora tus Pimientos, puede que te sientas muy mal y necesites aprender a conservarlos. Aunque te hayas esforzado mucho por tenerlos, si no aprendes a darles salida, los Pimientos se estropearán.
Nada es estático en la vida. Todo está sujeto al cambio y aprender a adaptarte es otra lección que tienes que aprender. Para conservar tus Pimientos puedes cocinarlos, embasarlos y mantenerlos mediante el sistema de conservas. También puedes secarlos o hacer encurtidos, pero si no los conservas se estropean.
¿Cuanto trabajo verdad?
Sí, y esto lo hacemos cada día de nuestras vidas.
Entender las fases del huerto nos ayuda a conocer las etapas de la vida. El oficio de un brujo es parecido al de un agricultor. Si quieres que tu magia tenga éxito necesitas entender sus leyes, usarlas a tu favor y aplicar tu ingenio para que funcione.
Cuidar un huerto personal te enseña a ver todo esto, por ti mismo. Cuando traspasas la información del huerto a tu vida, te das cuenta de que existen muchas similitudes con la vida urbana. Las semillas de tus proyectos y negocios son tus Pimientos. La tierra que preparas es tu formación y plan de acción. Los intrusos que intentarán picar los brotes, son los enemigos que ven tus proyectos y quieren robarlos. Las tormentas que arrasan tu huerta sin avisar, son los valores del mercado, y las conservas el mantenimiento de tu empresa.
Cualquier brujo urbano se enriquece cuando aplica las enseñanzas de la huerta a su vida.
Practicar la magia es como cuidar tu huerto.
Siembras tu deseo y entre medias tienes que mantenerlo.
Si lo haces, al final lo logras.
Pero si lo olvidas, se pierde.
¿Cómo van tus judías plantadas?
¿Ya te olvidaste de ellas o todavía las riegas?
¿Los deseos que pediste se cumplieron o no los recuerdas?
Sembrar y cosechar.
Qué palabras tan fáciles de decir, pero cuanto trabajo hay entre medias.
Nota: uno de los libros más positivos que he leído acerca del camino que hay, entre sembrar y cosechar, es “La Buena Suerte, Claves de la Prosperidad” de Álex Rovira Celma y Fernando Trías De Bes. -Empresa Activa.2004-. En este libro se recogen enseñanzas muy sabias acerca de cómo lograr lo que quieres en tu vida. Es un compendio de sabiduría contada a través de una fábula mágica. El cuento te muestra muchas leyes mágicas para que las apliques en tu vida.
Si estás pensando en plantar un huerto para cultivar tus plantas, pero que no tienes ninguna posibilidad para hacerlo, puedes optar por cultivar plantas en casa. Las brujas urbanas que viven en pisos, han diseñado ideas ingeniosas para vivir el proceso de cultivo. Algunas optan por crear un jardín vertical con anillas fijas a la pared de la terraza o a una madera fuerte. Otras usan rejas de metal que les permite colgarlas. Y otras las tienen en las repisas de balcones y ventanas.
Si vives en una comunidad, no te recomiendo ponerlas en la galería exterior. Pueden caerse por el viento y causarte problemas con los vecinos. En el mercado existen soportes para macetas destinados a lugares pequeños. También venden huertos urbanos y cajas de madera que puedes poner en la terraza. Normalmente vienen sin montar, pero son perfectas para esto.
Si te animas a crear un huerto mágico –aunque sea en macetas- verás que su presencia te permite sentir la vida y conectar con el ánima vegetal de forma directa. Aunque la jardinería mágica lleva mucho trabajo, su práctica te permite aprender. Es sano para la mente y el cuerpo, y desarrolla tu conexión espiritual.
Tocar la Tierra, mezclarla con turba, sembrar las semillas, regarlas, saludarlas y protegerlas, puede convertirse en un ritual diario de conexión con la Gran Madre. Puede que te parezca sencillo, pero el simple hecho de tocar la Tierra con las manos y sentir su frescor, me conecta automáticamente con la Diosa. Me conecta mucho más que mirar una figura, porque aquí la sensaciónes directa.
He comprobado que hacer esto equilibra mi energía y alimenta mi fe. Aunque las figuras son preciosas para expresar ideas abstractas, a veces no nos permiten sentir el “Alma de la Naturaleza”. En cambio el contacto con la Tierra sí.
Sé, que la idea soñada de muchos brujos, es vivir en el campo para tener un contacto directo con la Tierra. Pero a veces no se puede y tenemos que adaptarnos a las circunstancias urbanas. Para equilibrar este desfase damos los “Paseos de Bruja”, incluimos plantas en casa y hacemos las técnicas de conexión -que hemos aprendido con la Tierra-.
Rezar tus devociones diarias ante las macetas que tienes, es otra opción que puedes probar para ver cómo te sienta. Si ya tienes tu jardín o huerto, sal a verlo, conéctate a la red de vida y afirma:
Madre de la Tierra
Espíritu de la Vida
Bendíceme hoy con tu energía
Fuerzas Sagradas del Cielo
Espíritus Ayudantes
Ilumina mi consciencia con vuestra Luz
Que mis fuerzas se alineen a las vuestras
Y la armonía en mi vida se mantenga
Sin daño alguno y por el bien común
Que así sea
A menudo hago esta devoción mientras miro las plantas y macetas. También la rezo cuando viajo en el tren y observo la vida vegetal. Conectarte desde tu interior a esa energía, te hace ser mejor brujo. Te enseña el concepto de unión y esto te da la fuerza para que tus obras y hechizos se refuercen.
He comprobado que si antes de hacer un hechizo herbal unifico mi mente a la Madre Tierra, mi petición se sostiene. Anclar tu mente a una energía tan poderosa como la del planeta, hace que no uses tus propias energías con el riesgo de agotarte. Para esto es la oración, para que te conectes a ésa energía vital que te sostendrá ante los desafíos que te encuentras.
Cuando vengan las tormentas, plagas o enemigos a destruir tu cosecha, pide ayuda a la Gran Madre y a los Espíritus Ayudante. Ellos te aportarán ideas ingeniosas y te acompañarán hasta que coseches tus Pimientos.
Sabio y Bendito Seas
El Brujo Shiva