16. LA PREPARACIÓN - LOS ELEMENTOS EN MÍ

16. LA PREPARACIÓN DEL MAGO
Los Elementos en Ti
Cuando revisamos el poder integral de los elementos, nos damos cuenta de que sus principios vitales también vibran en nosotros. Ellos están en nuestro interior, de la misma forma que se expresan en el exterior.
Las enseñanzas básicas de la filosofía griega, nos cuentan que el ser humano no es más que una representación en miniatura del Universo (un microcosmos). Orígenes decía que dentro de nosotros se encontraban el sol, la luna y las estrellas.
“Comprende-hombre- que eres otro mundo en pequeño
Y que en ti se hallan el sol, la luna y también las estrellas
-Orígenes, Cirlot, 2001-
Esta frase trata de enseñarnos que la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego, no sólo forman parte del mundo exterior, sino que también están en nosotros.
La Tierra está presente en nuestro cuerpo material, piel, uñas, huesos y cabellos.
El Agua está en nuestra sangre y fluidos corporales.
El Fuego está en nuestro calor corporal.
El Aire está en nuestra respiración.
El Espíritu está en nuestra consciencia.
Si aceptamos que los elementos están en nuestro ser, podremos dar un paso más en nuestra formación, acercarnos a sus poderes y sentirnos partes de todo el Universo.
Carl Sagan -el famoso cosmólogo estadounidense-, afirmó una vez que “somos polvo de estrellas”, lo cual es una verdad científica. Las partículas atómicas y subatómicas que componen nuestro planeta, así como las montañas y nuestros cuerpos, una vez fueron estrellas. Los átomos que existen en nuestro planeta han estado aquí desde el principio de la creación, y se han distribuido a través de los años para contribuir al desarrollo de la vida. Lo que una vez fue un dinosaurio, hoy es un árbol, una roca o un ser humano. De modo que todo lo que somos está relacionado con el Universo por nuestra composición molecular.
Aprender a ver los Elementos en nosotros, no sólo nos reconcilia con nuestro origen cósmico, sino que nos invita a desarrollar una espiritualidad en armonía con la Naturaleza. El Pentagrama que tenemos en nuestro altar nos recuerda esta idea. Nos enseña que todos los elementos son igual de importantes y sólo cuando están unidos y equilibrados, nuestra vida se desarrolla en armonía.
Los Elementos también se utilizaron en la antigüedad para comprender el funcionamiento del cuerpo humano y descubrir el origen de las enfermedades. Hipócrates (c.460 a.C-c.370 a.C) pensaba que el cuerpo humano estaba creado por cuatro sustancias básicas conocidas como “humores” (líquidos o fluidos). Estos humores fueron identificados como “bilis negra”, “bilis amarilla”, “flema” y “sangre”. Cada humor estaba asociado a un elemento y a un estado de salud. Cuando una persona padecía una carencia o exceso de un elemento, la enfermedad se producía. El punto de sanación se encontraba en restaurar el equilibrio de los cuatro humores (o elementos). La alimentación y la actividad de la persona podían aumentar o disminuir el humor y así regular el desfase que daba origen a la enfermedad.
Teofrasto (c,371 a.C- c,287 a.C) y sus discípulos, fueron más allá y elaboraron un estudio comparado, donde relacionaron dichos humores con el carácter de las personas. De modo que los cuatro temperamentos tenían mucha relación con los humores-elementos.
Aquellos individuos con mucha “sangre” era sociables (Aire)
Los que tenían mucha flema eran calmados (Agua)
Los que tenían mucha bilis amarilla eran coléricos (Fuego)
Los que tenían mucha bilis negra eran melancólicos (Tierra)
La teoría de los humores fue adoptada por los filósofos y médicos de la antigüedad y estuvo mantenida hasta mediados del siglo XIX. Cuando la medicina evolucionó, pasó a formar parte del conocimiento esotérico, astrológico y psicológico.
Hoy en día la teoría de los humores sigue inspirando a los psicólogos, astrólogos y magos. Se utiliza como medio de expresión metafórica-simbólica (no física) para identificar caracteres, comportamientos y energías.
Cuando estamos equilibrados y nuestros elementos interiores están en orden, disfrutamos de una vida sana y feliz. En cambio cuando desequilibramos nuestras energías, el caos nos gobierna. Si sufrimos una carencia o un exceso de energía por parte de algún elemento, la enfermedad y el malestar aparecen en nuestras vidas. Por lo tanto necesitamos encontrar el equilibrio entre los elementos personales para armonizarnos.
El estudio de los elementos nos ayuda a comprender nuestra interacción con la Naturaleza y nos permite conocernos más a nosotros mismos. Si hacemos una trasposición de las características “humorales” y las incluimos en un sistema simbólico/elemental ordenado, descubriremos las cualidades, principios y defectos de nuestra persona.
Cuanto más conocemos las características de los humores/elementos, más nos conocemos a nosotros mismos. La Astrología utiliza este sistema para expresar patrones de comportamiento. El sistema astrológico divide los Signos del Zodiaco en grupos de tres para identificar el elemento regente de cada signo.
-Tierra Tauro, Virgo, Capricornio
-Agua Cáncer, Escorpio, Piscis
-Aire Géminis, Libra, Acuario
-Fuego Aries, Leo, Sagitario
Esta distribución nos ayuda a expresar conocimientos y transmitir información. La psicología moderna también utiliza el sistema elemental para clasificar caracteres. El psicoanalista Carl G. Jung asoció el poder conceptual de los elementos a una función psicológica. Él estaba convencido de que en la Astrología estaban condensados todos los conocimientos psicológicos de la antigüedad. Y veía en el concepto elemental un compendio de realidades psíquicas.
En los últimos tiempos se han publicado numerosos estudios psicológicos basados en la clasificación de los cuatro elementos, como medios de autoconocimiento personal. Estos estudios nos ayudan a tomar consciencia de nuestro comportamiento y nos permiten reconocer nuestro “elemento dominante”. El elemento dominante de una persona, nos explica cómo es su carácter y qué directrices sigue en su vida.
A grandes rasgos podemos decir que las personas cuyo elemento dominante es la Tierra, viven la vida en el presente, son lógicas y prácticas. Tiene un gran sentido común. No se dejan llevar por pensamientos superfluos ni por sentimientos sin dirección. Son literales, exactos y precisos. Necesitan sentir seguridad ante todo. Dan importancia al mundo material. Tienen aptitudes para dominar los negocios y las finanzas en general. También son buenos matemáticos y saben ubicarse en el tiempo-espacio. Necesitan ser independientes y autosuficientes para poder sobrevivir. El territorio, la seguridad laboral y la rutina son su zona de confort. Los cambios estructurales los ven como amenazas para su ecosistema interior y necesitan tiempo para digerirlos y adaptarlos.
Las personas cuyo elemento dominante es el Agua viven la vida a través de los sentimientos. Actúan de acuerdo a lo que les dicta su corazón. Son agradables, empáticos y comprensibles. La vida familiar o amorosa es su base para la felicidad. En las relaciones encuentran el sentido a la vida y es ahí donde se sienten protegidos y seguros. Necesitan pertenecer a algo que le sirva de alimento emocional. Desean cuidar y ser cuidados. Amar y ser amados. Añoran vivir ese amor que rara vez encuentran, pues en realidad lo que buscan es una relación perfecta a todos los niveles. Lo que más temen es la soledad.
Las personas cuyo elemento dominante es el Aire viven la vida en el mundo intelectual. Para ellos el pensamiento, los ideales, las creencias y las aspiraciones son su alimento. Necesitan seguir una ideología, ya sea política, social o espiritual. Suelen ser personas frías y bastante racionalistas ante los acontecimientos traumáticos. Saben reaccionar con nervios de acero ante los desafíos. Son imparciales y tienen buen sentido de la justicia. Analizan los pros y los contras de las situaciones. Aunque saben entender los sentimientos (como buenos pensadores que son), no se vinculan ni empatizan demasiado con los demás. Son buenos oradores y el poder de la palabra les acompaña. Necesitan aprender cosas nuevas, explorar, analizar situaciones y sentir que su mente es útil. Poner orden en sus pensamientos y entenderlo todo es su pasión.
Las personas cuyo elemento dominante es el Fuego son apasionadas, vivas y activas. Suelen ser personas emprendedoras y líderes natos. Se sienten especiales por naturaleza y necesitan expresar su “fuego interno” a través de sus acciones. Son los protagonistas de su historia y a menudo suelen ser dominantes y controladores. Pueden realizar muchas tareas a la vez pero también dejan a medias o no terminan lo que dejó de “apasionarles”. Tienen un sexto sentido para las relaciones. Suelen guiarse por sus deseos. Son rápidos y su espíritu se proyecta hacia el futuro. Como portadores de fuego que son, resultan los más adecuados para poner en marcha proyectos y contagiar a los demás. Sienten que la vida hay que vivirla. Necesitan ganar o sentirse con poder para que su autoestima se mantenga y conquistan por su energía.
Descubrir cual el elemento dominante de nuestro carácter, nos ayuda a identificar nuestras tendencias y a mejorar nuestra vida. También nos ayuda a tomar decisiones de acuerdo a nuestra propia naturaleza. Por ejemplo: una persona cuyo elemento dominante sea la Tierra, puede ser práctica y tener las ideas claras y estar capacitada para ejercer una profesión cuya principal función sea la del contacto físico. En cambio tal vez no lleve bien el mundo emocional o los cambios bruscos. Una persona cuyo elemento dominante sea el Fuego, tal vez tenga problemas para adaptarse a un régimen estricto de trabajo y en cambio sea fabulosa para emprender negocios por su cuenta.
Cuando leemos las características generales de los elementos podemos sentir que nos identificamos un poco con todas, porque todas forman parte de nosotros. Como potenciales activos, los elementos vibran en nosotros y dependiendo del momento y de la situación que vivimos, mostramos alguna de sus características como medio de supervivencia.
EL TEST DE LOS ELEMENTOS
Descubre cual es tu Elemento Dominante
Si quieres conocerte más a ti mismo puedes llevar a cabo “El Test de los Elementos”. El siguiente test es un ejercicio divertido y curioso que puedes hacer para ver cual es tu elemento dominante. Está diseñado para que puedas pensar en tu propia vida y descubrir qué energía elemental rige tu vida. Para hacerlo marca con una “X” las frases que más resuenen contigo. Después cuenta qué tabla tiene más anotaciones y descubre el resultado. El mayor número de anotaciones te dirá cual el elemento que te domina en estos momentos de tu vida.
TIERRA
Prefiero la verdad aunque me duela.
Soy una persona práctica, lógica y coherente.
Me gusta comer bien, hacer ejercicio y disfrutar de la vida.
La salud es lo más importante para mí.
Me manejo bien con el dinero, sé ahorrar.
Soy independiente económicamente.
Mi profesión está relacionada con la administración o la alimentación.
Me encantan las matemáticas, la química y la física.
En mi casa predomina el orden y la limpieza.
Duermo bien y descanso.
Me gusta cocinar.
Tengo flores en casa.
Tengo piedras, fósiles y minerales.
Me gusta la jardinería.
Me cuesta adaptarme a las nuevas circunstancias.
Me gusta la estabilidad y la rutina.
El verde y el negro son mis colores favoritos.
Prefiero el campo y la montaña.
Me gusta pasear y estar en la Naturaleza.
Me gusta entrar dentro de las cuevas.
Mi estación favorita es el invierno.
Sueño mucho con dinero, metales o monedas.
Suelen dolerme los huesos y dientes.
Mantengo relación con los amigos de la infancia.
Tengo mi casa propia.
AGUA
Soy una persona muy sensible, emocional y sentimental.
Me gusta mucho el agua, el mar y las fuentes.
Mi deporte favorito es la natación.
Me manejo bien con las personas y soy sociable.
Me encanta la psicología.
Soy comprensible y empático.
En mi casa hay “calor de hogar”.
Me gusta estar rodeado de gente.
Recibo muchas visitas de familiares y amigos.
Cuando estoy en el baño me siento relajado y en paz.
Tengo acuarios, peces y elementos marinos en casa.
El color azul es mi favorito.
Soy muy llorón.
Me encanta abrazar a los demás.
Soy un buen confesor (sé guardar un secreto).
Prefiero callarme o mentir para no discutir.
Sueño muchísimo.
No soporto la soledad.
Estoy casado o en pareja.
Me gusta ver cuando llueve.
En mi casa no cabe ni un alfiler (no tengo espacios vacíos).
Cada vez que friego los platos no derramo agua por el borde (o lo hago mucho).
Suele dolerme el estomago.
Llamo a mi madre, familiares, amigos todos los días.
Mi profesión está relacionada con los líquidos.
AIRE
Me encanta leer.
Tengo muchos libros en casa.
Me encanta hablar con las personas.
Soy una persona comunicativa.
Tengo grandes ideas, ocurrencias y palabras.
Soy simpático y divertido.
Me gusta la filosofía.
La tecnología es lo mío.
Me manejo bien en las redes sociales.
En mi casa huele muy bien.
Me encantan los perfumes.
Mi casa tiene espacios abiertos y mucha luz.
Sueño mucho con volar.
No lloro mucho.
Me gusta estar sólo para pensar.
Necesito silencio.
Soy muy imaginativo y creativo.
Tengo pájaros en casa.
El amarillo, el celeste y los colores suaves me encantan.
A veces me cuesta dormir.
Me gusta planificar proyectos.
Me gusta escribir ideas, ocurrencias y sugerencias para el futuro.
Tengo muchos recuerdos de mis profesores de educación básica.
Me gusta subir a la terraza, árboles y lugares elevados.
Mi deporte favorito es el parapente, paracaídas o la caída libre.
Mi estación favorita es la primavera.
Mi profesión está relacionada con el aire y la comunicación.
FUEGO
Me encanta hacer cosas.
No puedo estar quieto.
Me encanta el fuego.
Tengo muchas velas en casa.
Soy una persona activa, dinámica y emprendedora.
Soy alegre y divertido.
Soy imprevisible (nadie sabe por donde voy a salir).
Me encanta tomar el sol.
Prefiero cocinar con llama que con electricidad.
Tengo varias cicatrices de quemaduras en mi cuerpo.
Cuando entro en un lugar, todos se quedan mirándome.
No soporto el frío (soy muy friolero).
Me encanta ligar y seducir a los demás.
Sueño mucho con fuego.
El sexo es necesario en mi vida.
He tenido muchas pasiones.
Soy empresario o autónomo.
En mi casa predomina el rojo.
Odio la rutina y la monotonía.
Mi estación favorita es el verano.
Cuando me enfado tengo mal genio.
Soy un poco rencoroso (me cuesta olvidar).
Mi profesión está relacionada con el fuego.
Odio la oscuridad.
Mi animal favorito es el lagarto, la serpiente o el dragón.
Aunque este test es general, piensa que la respuesta te orienta para ver cual es tu tendencia elemental ahora. Ten en cuenta que el elemento dominante varía dependiendo del momento en que te encuentres. Si vuelves a realizar el ejercicio dentro de un año, tal vez descubras que tus respuestas han variado con el tiempo. Esto demuestra que tu vida cambia y tu perspectiva de la realidad evoluciona.
¿Cual es tu elemento dominante ahora?
¿Cuál ha quedado en último lugar?
¿De qué manera crees que puedes equilibrar el resultado?
Desde la Experiencia: Cuando practiqué este test por primera vez, descubrí que mis elementos dominantes eran el Aire y el Fuego. Sorprendido por el resultado me puse a pensar en porqué era así y descubrí que tenía muchísimas cualidades aéreas e ígneas en mi carácter. Para recibir una opinión objetiva pregunté a mis familiares y amigos si era cierto. Todos contestaron –Sí…!!!. -No lo dudes, eres como el Fuego y el Aire que se juntan formando un torbellino de energía-. Al meditar sobre esto me di cuenta de que era cierto, de modo que me dispuse a equilibrar mis elementos internos para corregir el desfase energético. Para hacerlo empecé a practicar el sistema de entrenamiento elemental, las técnicas y los mismos ejercicios que descubrirás aquí (ver siguientes lecciones).
Equilibrar los excesos y carencias de un elemento personal siempre es saludable. Te ayuda a mantenerte en armonía tanto por dentro como por fuera. Si tu elemento dominante es el Fuego tal vez tengas un carácter arrollador y necesites equilibrarlo con Agua (emociones) o Tierra (arraigo). Si tu elemento dominante es Tierra necesitas equilibrarlo con Aire (intelectualidad) y Fuego (acción). Si tu elemento dominante es Agua, necesitas equilibrarlo con Aire (intelectualidad) y Tierra (lógica y pensamiento frío). Si tu elemento dominante es Aire necesitas Tierra y Agua para equilibrarlo. Encontrar el punto medio es la clave del equilibrio elemental.
Para que te resulte más fácil encontrar “carencias elementales” aquí tienes una lita de los síntomas más comunes.
LAS CARENCIAS DE TIERRA SE MANIFIESTAN
Cuando sientes que el mundo no es lo tuyo.
Cuando sientes que la realidad no te gusta.
Cuando te sientes inseguro, temeroso, dudoso.
Cuando no puedes concentrarte en nada.
Cuando empiezas muchas cosas y no acabas ninguna.
Cuando hablas mucho y haces poco.
Cuando te sientes pesado.
Cuando tu imaginación no es práctica.
Cuando estás angustiado o estresado sin causa.
Cuando te alejas de los demás.
Cuando no sabes vivir en el presente.
LAS CARENCIAS DEL AGUA SE MANIFIESTAN
Cuando no sueñas.
Cuando te sientes sólo.
Cuando te sientes vacio por dentro.
Cuando que eres muy frío y poco sensible.
Cuando tienes poca empatía por el dolor ajeno.
Cuando eres egoísta y piensas sólo en ti mismo.
Cuando no eres compasivo.
Cuando abusas de la confianza de los demás.
Cuando no te sientes vinculado a la familia.
Cuando no sabes expresar tus emociones.
Cuando no tienes amigos.
LAS CARENCIAS DEL AIRE SE MANIFIESTAN
Cuando no piensas.
Cuando no te puedes concentrar.
Cuando no puedes hablar.
Cuando te callas ante alguien por no discutir.
Cuando no te comunicas (en cualquier forma).
Cuando no lees ni aprendes.
Cuando olvidas las cosas.
Cuando te cuesta aprender.
Cuando te sientes atrapado mentalmente a un problema.
Cuando no encuentras la solución.
Cuando sientes que te ahogas.
Cuando los demás te manipulan.
Cuando no usas perfumes.
LAS CARENCIAS DEL FUEGO SE MANIFIESTAN
Cuando estás melancólico.
Cuando no haces nada.
Cuando no tienes ganas de iniciar ningún proyecto.
Cuando pierdes el deseo sexual.
Cuando pierdes la ilusión por la vida.
Cuando te da igual salir o quedarte en casa.
Cuando no piensas en el presente (y sí en el pasado o futuro).
Cuando tu energía está por los suelos.
Cuando te dejas arrastrar por los demás.
Cuando estás apagado.
Cuando tienes mucho frío.
Cuando dejas que sean otros los que decidan y lideren.
Las carencias elementales también varían dependiendo de las circunstancias y tu actitud ante la vida. Si descubres que tienes muchas carencias de un elemento, puedes empezar a incorporar distintas prácticas en tu vida para que te ayuden a restaurar el equilibrio.
Si sientes que tu Tierra personal es poca, trata de incluir acciones y actitudes gobernadas por este elemento. Sal a caminar, haz ejercicio y conecta con la Tierra. Aprende a cuidar las plantas o animales domésticos. Si lo deseas también puedes aprender economía personal y técnicas de ahorro. Si tienes un amigos economista o “cero espiritual”, habla con él un rato. Una perspectiva de la vida totalmente material, también te ayuda a equilibrar tu Tierra y te aporta conocimiento.
Si sientes que el Fuego se apaga en ti, empieza un nuevo proyecto. Relaciónate con los demás y sal de tu oscuridad. Recupera la ilusión por la vida, habla con amigos que compartan tus mismas pasiones y vive la vida. Recuerda que el Fuego es el elemento de la transformación, de modo que trata de cambiar tu patrón diario. Sal al cine, queda con una amiga cuya energía sea contagiosa o programa una cita apasionada.
Si sientes que tu mar interno se quedó seco, trata de producir cambios que te ayuden a desarrollar tu empatía. Mira una película romántica o recupera esa novela que veías de niño y te encantaba. Incluye actividades que te hagan sentir emociones. Acepta que no eres una estatua de hierro (aunque lo parezca). Tu corazón sigue latiendo y tu sangre todavía circula por tus venas. Si a pesar de todo sientes que tu pozo está seco, habla con algún amigo de confianza que te comprenda y saca tus “aguas negras”. Esto te ayudará a limpiar tu estanque y a recuperar tus sentimientos más hermosos.
Si tu Aire personal está en mínimos empieza a leer. Descárgate una aplicación en tu teléfono para que puedas estar al día de las noticias que más te interesan. Suscríbete a páginas web serias, que compartan información interesante para ti. Crea un grupo en las redes sociales donde puedas sentirte participativo y comunicarte con los demás. Si las redes no van contigo usa el antiguo y hermoso método de escribir una carta a mano. El arte de la comunicación está ligado al Aire y nos permite expresar lo que pensamos. Si no te convence este equilibrio, pon música, sintoniza un canal de radio o escucha lo que te apetezca en ese momento.
Conclusión: todos los elementos son necesarios para que nuestra vida esté en armonía, y todos se influencian entre sí. Si algo he aprendido en todos estos años de práctica, es que el arte de la magia es el arte de la auto transformación. Cuando estudiamos magia y nos formamos en ella, comprendemos que todo el entrenamiento recibido tiene un objetivo común: transformarnos a nosotros mismos. Sólo cuando comprendemos esta idea, estamos capacitados para cambiar nuestra vida. Sólo cuando iluminamos nuestra consciencia (Espíritu) nos damos cuenta del poder que tenemos. Tomar consciencia de que el poder ya está en nosotros, es el primer paso. El segundo paso es decidir qué hacer con él.
La mejor magia de todas es ésa que nos permite conocernos a nosotros mismos. Esa que nos ayuda a iluminar nuestro interior y a volar más allá de nuestras propias limitaciones.
El aforismo griego “Conócete a ti mismo” es una verdad que nos recuerda la capacidad que tenemos para transformar nuestra vida y dar el salto cualitativo que necesitamos.
Cuando llamamos a la puerta de un mago experimentado, podemos pedirle que nos enseñe su arte, pero una vez lo aprendemos, somos nosotros los que decidimos.
Eres tú el que tiene el poder de actuar o dejarse llevar.
Eres tú el que tiene la varita mágica de la voluntad.
No puedes ser un mago y esperar a que sea otro el que tome el timón de tu barco.
Un maestro te enseña, pero no vive por ti.
La formación que recibe un mago en su adiestramiento siempre es doble: interior y exterior. Cuando integras el trabajo elemental exterior y lo combinas con el desarrollo interior, te das cuenta de que ambos mundos ya están en ti. Si eres lo suficientemente fuerte como para aceptar la realidad, transformarte y dejar atrás tus actitudes negativas, puedes lograr tus sueños y alcanzar la victoria.
Sabio y Bendito Seas
El Brujo Shiva